Al leer el Poema “EL AMOR DESPUÉS DEL AMOR” un premio Nobel de Literatura del escritor Derek Walcott; me trae a reflexión, que el amor propio debería estar antes de cualquier otro sacrificio y prioridad que uno hace en favor de los demás.

Y por favor no se mal interprete mi planteamiento sobre esta temática, porque no estoy diciendo que servir a otros esté mal; sino por el contrario, está claro que al apoyar, nos queda la satisfacción moral de ser personas virtuosas en el noble Valor de la Generosidad y la Solidaridad entre otros; porque al ser empáticos nos convertimos en seres útiles a nuestra familia, amistades, compañeros de trabajo, estudios, deportes, instituciones laborales, y aún con desconocidos.

Pero muchas veces cuando nos empeñamos en brindar apoyo a los demás, desestimamos involuntariamente que, quien más necesita de nuestra ayuda es uno mismo.

En consecuencia, esto nos lleva a olvidarnos de la persona que para nosotros debería ser la más importante; puesto que antes de emprender esa labor samaritana, hay que estar en condiciones óptimas de poder asistir adecuadamente a los demás; ya que, debe existir un equilibrio entre lo que hacemos por otros, con lo que hacemos por nosotros mismos.

Lo anterior está en función del cuido y aprecio por esa persona, a quien hemos dejado de atender como se debía haber atendido; ya que es quien nos ha acompañado y sostenido fielmente toda la vida; y quien nos da señales de alerta; cuando nos muestra las evidencias del descuido; a través del reflejo de nuestra imagen, cuando nos paramos frente al espejo.

Lic. Sonia Salinas, Periodista y Publirelacionista. Catedrática universitaria y Columnista de El Norteño News