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El Salvador sonríe con el talento y el carisma de un joven estudiante made in UMOAR

Licda. Susana Barrera , Periodista experta en Desarrollo Rural y columnista de El Norteño News

Chalatenango, Tejutla. 28 de octubre de 2019. Las sonrisas han sido desde hace muchos años su escenario principal. Kevin López en un joven de 22 años de edad, originario de Comalapa en Chalatenango, ha descubierto que a través de su talento artístico puede desprender carcajadas de grandes y pequeños; y con ello financiar su universidad y contribuir con la economía de su familia.

Su personaje es un payasito conocido en la zona norte como Tyko-Tyko, anima toda clase de festejos y sobre todo aquellos que mueven causa, ameniza eventos especiales y se diversifica. “Es risoterapia pura y sana”, dice Kevin, quien dice agradecer a sus padres y esposa, quienes son su principal inspiración.
Kevin en su vida cotidiana, es un destacado estudiante de la Universidad Monseñor Oscar Arnulfo Romero (UMOAR), de cuarto año de Ingeniería Agronómica, sus pasiones se mueven entre el agro y la diversión.

“Mi Familia es la más orgullosa de mi, tanto como en el personaje de Tyko-Tyko como de mi vida cotidiana, mi madre es la impulsora de que me siga preparando y gracias a ella opté por estudiar en la Universidad”, añade.
Aunque muy joven, Kevin se ha formado en artes escénicas en Costa Rica y ha tomado otros cursos que le fortalecen su creatividad y desempeño en el negocio de las sonrisas. “Se trata de dignificar la profesión de payaso”, dice.
“Mi padre es el impulsor del trabajo, qué hay que hacerlo de la mejor manera, de una forma honesta y cada vez hay que exigirnos más. Mi esposa es la que siempre está conmigo, es multifunción igual que yo, al igual está cursando una carrera Universitaria y es mi mano derecha en el trabajo”.

De acuerdo a los diccionarios tradicionales, la risa es una reacción típicamente humana. Independientemente del sentido del humor de cada pueblo, todos los seres humanos de cualquier época y condición necesitan reírse.
Tyko Tyko guarda la experiencia que pudo hacer reír a una joven con cáncer, quien luego ha muerto pero que pudo sonreír aún en circunstancias difíciles.
No creés qué necesitamos muchos Tykos-Tykos en El Salvador y en la UMOAR, que hacen de la realidad un mundo de buenas acciones y sonrisas. Gracias Kevin por dar vida a Tyko-Tyko.