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“Los tres poderes informales del Estado”

(ENN) Dormir pensando en que al siguiente día escucharas frases como “¡Bolivar llevás!”, “¡¿A dónde me va a ir a bajar?!”, “¡Aquí le dije que me parara!” o simplemente el sonido del silbato de un policía de tránsito, es el pan de cada día para cada uno de los seis millones de salvadoreños.

Vladimir Zaldaña Columnista El Norteño News

Hablar de un Órgano Ejecutivo, Legislativo y Judicial es cosa de niños frente a tres pseudo órganos que conviven a diario sin plenarias, convocatorias y sin fiscalizar ni depurar su accionar. Con un nudo en la garganta callan aquellos que sí tienen las leyes en sus manos; manos que atan a personas que solo exigen un buen servicio; servicio digno que cada motorista busca por parte de su patrón empresario de cada unidad que manejan. ¿Fue primero el huevo o la gallina? ¿Quién rige qué o a quién? Y seguimos sin entender.

El poder Ejecutivo amenaza con nacionalizar el transporte por la pésima atención a los usuarios que por años han brindado, pero también es de preguntarse cuánto del trabajo del viceministerio de transporte y cómo lo han venido realizando durante estos años atrás ha servido para promulgar la paz entre usuarios y sector colectivo. ¿De verdad devengan su trabajo ordenando el transporte? En innumerables ocasiones hemos observado a policías del Viceministerio de Transporte apresurando el “paso” de los conductores, y las personas sin haber terminado de subir a la unidad.

¿Por qué no cada policía, uno a uno, bus a bus, no se acerca a la entrada de cada unidad y hasta ver subir a todas las personas y estar sentadas para poder avanzar? Voluntad, colaboración y lógica. Quizá los bajos salarios y precarias condiciones en las cuales los policías han tenido que ir subsistiendo les ha llevado a negociar por algo que con su salario nunca podrán comprar.

¿Pero quién compra y el qué se compra? Empresarios y motoristas con un aproximado en deudas de más de un millón de dólares. Unidades de transporte en crítica condiciones, y otras en nefastas que no logran ni tan siquiera movilizar su marcha para salir a trabajar. Paupérrimo mantenimiento y pueril la preocupación del propietario, como del que la conduce.

¿De dónde nacen las extorsiones a motoristas? ¿Será que de la compra de celulares “robados” para siempre andar comunicados? Quizá eso no se evalúa en realidad.

El irrespeto total a cumplir normas del Estado, dice mucho de cuánto poder tienen para paralizar un sistema económico nacional. Sistema económico que se moviliza por los usuarios.

Entre murmullos y cansancio, que en sus ojos se refleja, platica cada anécdota personal que se juntó en un viaje en bus con un total desconocido. ¿A qué horas tengo que estar? Deberíamos de preguntarnos todos antes de salir del hogar en lugar de golpear y exigir paradas que no están establecidas. Sí, duele reconocerlo.

El salvadoreño no es trabajador, sino mire su conveniencia del tiempo para repartir su trabajo. No hay que confundir los gritos, las malas crianzas, irresponsabilidad y mal humor, con la búsqueda de un sistema colectivo de transporte digo. Más allá de la condición física del transporte, ¿cuál es la condición mental del que vocifera por un sistema de transporte de “Primer mundo”.

Se vale soñar. Se vale creer en un país donde podamos confíar y abrazar lo justo, el respeto, las reglas, pero, sobre todo, la enseñanza por una mejor sociedad donde estos tres órganos reflejen su educación por encima de un salario que me permite subsistir.  Quizá muera viejo, o quizá al otro día…pero no puedo dejarme vencer sin ver, a los tres poderes informales del Estado reconstruídos por un país donde el orden y la lógica impera por delante de lo que ya tiene.

Por : Vladimir Zaldaña_ Columnista El Norteño News

Se autodefine como Periodista crítico de la realidad nacional y de las conductas humanas.

Asesor técnico de radio a nivel de Centroamerica para el proyecto Comunitaria Radio y comunicador institucional.