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La valentía de los niños en tiempos de coronavirus

Licda. Verónica España , columnista de El Norteño News

Recibir y copiar clases en casa, ingeniarse juegos dentro de las cuatro paredes y aguantarse las ganas de salir al parque o a visitar a sus amiguitos; se ha convertido en la rutina diaria de nuestros pequeñitos desde hace varios días, pues debido a la pandemia del coronavirus y a las medidas adoptadas deben permanecer en sus hogares.

Y más allá de cada labor que hacen los niños en casa, es admirable la capacidad de reinventarse y divertirse aunque les cambio radicalmente la vida, en un abrir y cerrar de ojos.

También ha sido un gran apoyo el papel de las mamitas, y el de muchos papitos que sacan su creatividad para que sus hijos, especialmente los más pequeñitos, no se aburran.

Y es que no cabe duda, que la inquietud propia de los niños ahora se ha visto limitada, y los coloca en una posición en la que han demostrado valentía y disciplina al cambiar sus hábitos radicalmente; sin embargo, se siguen divirtiendo e irradiando felicidad con lo que tienen. Con inocencia nos enseñan que son grandes maestros de vida, y fuentes inagotables de ternura y fortaleza.

Nuestros chiquitines que admiran tanto al “Hombre Araña”, “Superman”, “Supergirl”, “Mérida”, “Moana” y a otros personajes de la tele que salvan al mundo y a los desprotegidos, nos muestran que en la vida real los verdaderos súper héroes son ellos mismos, pues sin perder sus sueños e ilusiones son capaces de salir adelante, pese a las adversidades. Ellos nos salvan de caer en la desesperanza, en el desánimo.

De primera mano, conozco a una pequeñita de 9 años quien se veía a diario con una amiguita vecina de su misma edad. Obviamente tienen días de no verse, pero mantienen viva la comunicación y el amor de la amistad a través de cartas.

Los dulces escritos deslizados abajo de las puertas hasta llevan olor a alcohol gel, como prueba que siguen todas las medidas de higiene al manipular objetos. Volver a lo sencillo nos hace ver la vida de otra manera, y nos reconfirma que la felicidad siempre está al alcance de nuestra mano.

Porque de verdad no estamos separados, no hay barreras cuando nos tenemos, cuando contamos los unos con los otros, cuando nos apoyamos y nos seguimos amando; aunque físicamente no podamos estar juntos. Los niños son expertos en darnos estas hermosas lecciones.

Sin miedo y con entereza, nuestros niños se enfrentan como guerreros a este presente que los tocó vivir, esperando un futuro prometedor. Ellos nunca pierden la Fe. Por eso debemos cuidarlos y cuidarnos para estar con ellos y verlos crecer sanos y felices.

No sé puede dejar de lado otra realidad. Y es que hay pequeños que perciben el mundo de una manera diferente, como los que tienen el espectro autista o alguna otra situación similar. No soy experta en el tema, pero por algunas mamis se que los niños que tienen esa condición necesitan salir como parte de su terapia.

Ellos han demostrado doble valentía al haberse adaptado a la situación actual, y sus mamitas poseen una fortaleza y fe inquebrantables al acompañarlos en estos procesos de cambio.

A través de las redes sociales he leído que en algunos países se les permite a las mamis que tienen niños con autismo, salir un momento, ya sea para relajar a sus hijos o para que reciban algún tipo de tratamiento; siempre con todas las medidas pertinentes para evitar un contagio.

Copiar lo bueno siempre da excelentes resultados y se que el país cuenta con educadores sensibles al tema, por eso se espera que pronto mejore todo para este sector de la población.

Ellos, los pequeños con autismo, merecen un mundo de comprensión pues solo necesitan un “empujoncito” para destacar y brillar en determinadas áreas, como lo hemos visto a lo largo de la historia.

Afortunadamente, en nuestro país, ninguno de los contagiados por coronavirus es un niño. Rogamos a Dios que la pandemia no les afecte.

Y mientras todo esto termine y se regrese a la normalidad, sigamos amando y apoyando a nuestros niños, pues son verdaderos tesoros, puestos desde el Cielo en nuestras manos.