La Universidad se muda a las casas
Cuando el Trinity College de Cambridge echó el cierre en 1665 por un nuevo y letal brote de peste bubónica, uno de sus alumnos aprovechó para avanzar desde casa en sus estudios de matemáticas y filosofía.
Por: Gemma Tramullas
Mucho tiempo después, aquel estudiante llamado Isaac Newton volvió a la universidad habiendo descubierto las bases del cálculo. En la mayoría de universidades del mundo las clases continuarán en línea hasta final de curso, lo que obligará a estudiar desde casa a millones de alumnos de grado, posgrado y doctorado, y a teletrabajar a miles de profesores y personal académico.
Aunque se trate de una medida temporal, el nuevo contexto tiene profundas implicaciones para las instituciones. “Hay un antes y un después de esta crisis, en la docencia en línea y en la vida”, asegura Virginia Luzón, vicerrectora de Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
“Se ha producido un cambio de paradigma –explica Luzón–. Hasta ahora el campus virtual era un soporte tecnológico para la docencia y ahora es el único medio de docencia”. La tecnología ha aguantado bien el embate, pero ¿y el factor humano? Clases, exámenes, trabajos, prácticas, tutorías… todo ha pasado a hacerse a distancia. Webinar, Collaborate y Team se han convertido en palabras habituales.
Pero no se trata solo de colgar power points y vídeos. La docencia en línea tiene unas dinámicas distintas para las que no todo el mundo está preparado y da lugar a experiencias inauditas, por ejemplo ver a los estudiantes de cirugía animal aprender a suturar con telas que simulan los tejidos biológicos del laboratorio.
Las universidades quieren evitar que el formato a distancia aumente la brecha económica y digital. Hasta ahora los estudiantes se habían mantenido sorprendentemente silenciosos pero ya empiezan a escucharse quejas por sobrecarga de trabajo o exámenes videovigilados con un exceso de celo.
Los sindicatos exigen que se tengan en cuenta las circunstancias personales y que se flexibilicen los criterios de evaluación. Algunos profesores, sobre todo los más precarios y con cargas familiares, también están organizándose.
¿Pero cómo hacer compatible la excelencia con la magnitud del drama humano? “No puede existir la excelencia académica si no se tiene presente que aprender y enseñar son acciones que tienen que movilizarse desde la ética, el compromiso y la responsabilidad –explica el rector de la UB, Joan Elias–.
A veces, escenarios nuevos sobrevenidos nos abren posibilidades para explorar escenarios desconocidos que nos pueden ayudar a crecer como personas”.
Por su parte, Virgina Luzón considera que la excelencia se está demostrando en el hecho de que la cooperación y la solidaridad están sustituyendo, por lo menos temporalmente, a la competitividad y la lucha por los ránquings que domina el ámbito universitario. Los muros elististas de la academia se han venido abajo para llegar a la sociedad.
Sin embargo, el proceso no ha hecho más que empezar. La pandemia afectará la movilidad internacional, una de las bases del actual sistema, y probablemente habrá cambios en las matriculaciones, los contenidos y las tasas.
“El coronavirus nos ha hecho plantearnos de golpe hacia dónde va la universidad –reflexiona Dídac Ramírez, exrector de la UB y autor del libro Universitat, valors i societat–
¿Vamos hacia un sistema de aprendizaje en línea?
Cualquier transformación tiene que hacerse con mucho cuidado, adaptándose a los cambios sociales, pero sin perder la naturaleza de la universidad que, aparte de formar profesionales, debe contribuir a la inteligencia de la sociedad a través del conocimiento”.
Según la Unesco, 1.500 millones de niños y jóvenes han dejado de ir presencialmente a la escuela, el instituto o la universidad en todo el mundo a causa de la pandemia.
“En mi universidad han discutido durante años dar algunos cursos en línea –contaba Yuval Noah Harari, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén y autor de Sapiens— . Pero hubo muchos problemas y objeciones, y nunca se hizo nada. Ahora, en una semana, se ha establecido un sistema para mover todas las clases en línea”. En Londres, el Imperial College organizó un curso científico virtual gratis sobre el covid-19 al que se apuntaron 7.000 personas.
En sociología existe un concepto que trata de las consecuencias imprevistas de las acciones humanas y quizá el nuevo contexto facilite que surjan otros Isaac Newton.
Los expertos internacionales prevén que los campus tradicionales volverán con fuerza, aunque con medidas de prevención para evitar nuevos brotes.
Pero en las redes sociales ya circula con fuerza el lema No volveremos a la normalidad porque la normalidad es el problema. La academia seguirá formando a los mejores profesionales pero ahora empieza a debatirse también para qué…