Por un mundo mejor
En definitiva, la humanidad está viviendo situaciones difíciles. Los salvadoreños tan alegres y acostumbrados a salir, nos hemos encerrado esperando con fe que vendrán tiempos mejores.
(EN News) Para abonar a la esperanza que nos sostiene, encuentro en las redes sociales muchos mensajes de que lo estamos haciendo bien, en cuanto a guardar las medidas para luchar contra el coronavirus; sin embargo, paradójicamente tropiezo en las calles con una situación que en un corto plazo, nos podría generar un enorme problema que no está relacionado con la enfermedad.
Las contadas veces que he tenido que salir para comprar alimentos o para pagar recibos, he observado que en la mayoría de lugares se guarda la distancia correspondiente entre persona y persona y todos portamos mascarillas. Hasta ahí, todo bien.
Pero al conducirme al parqueo de un establecimiento, en una ocasión de estas, ví desde lejos algo tirado de color blanco cerca de mi carro. Al llegar, compruebo que eran un par de guantes desechables, que al cumplir su vida útil los habían arrojado sin el menor reparo. No soy experta en el tema, pero a todas luces esto es contaminación ambiental y esta basura suele terminar en tragantes: tapándolos y las consecuencias se verán en época de lluvia.
Entiendo el estrés que puede causar el no estar en casa, y que andamos con prisas en las calles para resguardarnos y retornar pronto a nuestros hogares.
Y sin afán de abrir heridas, pero si queriendo hacer reflexionar un poco, de todos los salvadoreños es conocido el problema de las inundaciones por desagües saturados y bloqueados con basura. Esto ha originado que las calles parezcan enfurecidos ríos que se llevan todo a su paso, y como resultado hemos sufrido desastres y muerte.
Ese mismo día que salí y que vi esos guantes tirados, aproveche después para ir a una tienda cercana. Esta vez lo hice a pie y en plena acera antes de llegar a mi destino vi una mascarilla sucia, y aunque tuve intención de recogerla para llevarla a un basurero; debo confesar que no lo hice por temor a que estuviera contaminada.
Nuestro país cuenta tristes historias por la imprudencia, y en repetidas ocasiones se dice que la falta de cultura y educación hace que las personas arrojen los desechos en cualquier lado. Sin embargo, yo considero que también nos hace falta un poco solidaridad y de ponernos en el lugar de los demás. Aunado a eso: aprendamos a amarnos y a quitarnos esas prácticas que a la larga nos pueden destruir.
Ahora bien, si estos desechos son recogidos y llevados a un basurero por las personas que hacen limpieza en las calles, se ha tenido suerte. Pero no olvidemos que estos esforzados trabajadores merecen todo nuestro respeto, no hay que tratarlos de esta manera, exponiéndolos para adquirir alguna enfermedad relacionada con los virus y bacterias del ambiente.
Todos, todos debemos poner nuestra cuota de responsabilidad para luchar contra el coronavirus, pero además para evitar problemas a futuro que ya los hemos vivido en carne propia.
Desafortunadamente los temas medio ambientales muchas veces solo los leemos, sin tomar en cuenta que con algo tan sencillo como colocar la basura en su lugar, colaboramos para mejorar nuestro planeta.
Asimismo, he visto mensajes muy positivos que después de salir de todo lo ocasionado por esta pandemia, nos volveremos más sensibles, más humanos y valoraremos más el cariño y amor de los demás. ¡Dios quiera que así sea!
También anhelo que volvamos nuestros ojos a observar las maravillas que nos ofrece la naturaleza, y de como ha mejorado en estos días que no ha tenido la intervención del hombre.
Que veamos nuestras playas aseadas con la arena y olas que tienen ese brillo especial por sentirse renovadas, que respiremos el aire puro en las zonas verdes que han retomado su intenso color, que nos deleitemos en los ríos en calma que empiezan a lucir sus aguas cristalinas, que escuchemos el trinar de las aves que vuelven a un mejor hábitat.
Por eso, por un mundo sin contaminación, sin desechos tirados en las calles que pueden provocar inundaciones, es que ahora escribo este articulo sin ser especialista en el medio ambiente. Solo soy una salvadoreña más que ama a su país, por eso lo desea bonito, limpio.