Caretas de protección facial tan sencillas y escasas podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte frente al COVID-19

Según los expertos el uso de la careta facial si bien no es 100% segura al igual que la mascarilla sencilla fuera de norma, ambas constituyen una especie de «profiláctico» como en el tema del VIH que tiene un alto porcentaje de protección no absoluta de confiabilidad y por tanto los protectores faciales deben producirse, venderse o regalarse masivamente.

(EN News) El Salvador y el mundo se debaten entre la presión de muchos gobiernos para mantener en cautiverio de cuarentena domiciliar a millones de personas por riesgo de contagio del COVID 19 y emprendedores que pregonan retornar gradualmente a la vida productiva de la economía para evitar la gravedad de la doble pandemia: el coronavirus y la hambruna.

Ante este controversial dilema qué tan difícil o imposible resulta para los gobiernos del mundo con el apoyo de la gran empresa privada fabricar masivamente como confites a granel en dulcería estos sencillos y seguros instrumentos de bioprotección facial para luego regalarlos masivamente junto a una sencilla mascarilla a cada uno de los seres humanos?

Las cartas están sobre la mesa y sería importante menos discursos y más conciencia social que mueva a la acción en favor de una humanidad sumergida en pánico ante la realidad de la pandemia y la necesidad de retornar gradualmente a la vida productiva y de sobrevivencia.

Sin embargo, los consejos de los Gobiernos y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a cerca de cómo protegerse contra el coronavirus no terminan de ser claros en materia de mascarillas, guantes y otros tipos de equipamiento.

Las pantallas faciales como su nombre lo indica sirve para «protección ocular y facial», y es importante que las entidades élites en el ramo de la salud expliquen qué tipo de protección se debe usar cuando haya riesgo de contaminación de los ojos a partir de salpicaduras o gotas (por ejemplo: sangre, fluidos del cuerpo, secreciones y excreciones).

No obstante los expertos opinan que las máscaras o pantallas faciales que se pueden hacer en casa con láminas de plástico, incluso botellas u otros materiales de uso común no son 100% eficaces para evitar el contagio de la persona que las lleva, ni tampoco para prevenir que quien las lleve infecte a otros.

El personal sanitario sí que utiliza pantallas faciales como parte del llamado Equipo de Protección Individual (EPI) porque trabajan en contacto estrecho con personas infectadas con coronavirus, de la misma forma que usan también gafas para protegerse los ojos.

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