¡Daños arriba, consecuencias abajo! Fenómenos naturales devastadores
Las políticas de la OPAMSS en el pasado fueron mal utilizadas en contra de interéses colectivos para favorecer la avaricia de determinados grupos de poder económico y financiero.
(EN News) La llamada tormenta Amanda que en mi opinión se hubiera llamado: “Depresión Tropical Shoemaker-Levy (cometa que colisionó con Júpiter en 1994), por la forma que se nos vino y recomprobó que nuestro querido El Salvador es más que vulnerable por el daño ecológico acumulado por el castigo cruel al cual ha sido sometido históricamente por las clases poderosas ambiciosas de negocios especulativos.
La depredación del medio ambiente se construyó en el pasado sin ningún tapujo haciendo volar leyes naturales y terrenales con grave afectación en toda el área metropolitana donde yacen pocas reservas naturales como el coloso volcan de San salvador y la cordillera del Bálsamo entre Sonsonate y La Libertad.
Las políticas de la OPAMSS en el pasado fueron mal utilizadas en contra de intereses colectivos para favorecer la avaricia de determinados grupos de poder económico y financiero.
Las alcaldías también estuvieron del lado de la depredación aprobando y dando luz verde para proyectos de todo tipo, sin estudios previos y todas las instituciones encargadas de regular la construcción a nivel nacional.
Todas las depresiones tropicales originadas en el pacífico serán de incalculables consecuencias y golpeará siempre más fuerte a los descalzos, masas poblacionales empobrecidas que no figuran en el mapa de interés geográfico real para las argollas almidonadas, con excepción de los políticos que sólo le ponen mediana atención en campañas electorales.
No hay una política gubernamental efectiva de reacomodo de la pobreza hacia zonas seguras, sacando a las familias vulnerables de las orillas del río Acelhuate junto a su microentorno ya que es un río tributario que termina recibiendo todas las agua del área metropolitana de San Salvador.
Es inexistente una verdadera política de freno a la destrucción ecológica en la parte alta del gran San Salvador que permita dar un giro a la construcción enfocada a las partes antiguas en edificios y condominios como también fomentar modelos de viviendas dignas para las mayorías poblacionales; sólo dando un giro radical de timón podremos arribar a una una recuperación ecológica en unos 50 años.
Mientras esto no se haga, seguirán llegando los devastadores huracanes y tormentas aumentando la pobreza estructural en El Salvador el cual será degradado por más depresiones tropicales que tienen a su base el recalentamiento global de la tierra y mares con impactos desastrosos en el orden económico, social, cultural y psicológicos para la población.