Salvadoreños orgullosos ondean la bandera de un gran país

Por eso, este día 4 de julio, no seamos indiferentes ante la alegría que embarga a nuestros hermanos salvadoreños, que viven en Estados Unidos.

Licda. Verónica España, Comunicóloga y Columnista EN News

(EN News) – ¿Quién no tiene algún amigo, familiar o ser querido que viva en Estados Unidos? …Creo que la mayoría contamos con alguien quien está en ese país.

Y más allá de eso, son miles de salvadoreños que por diversos motivos tuvieron que emigrar a esa nación del Norte, se esforzaron por salir adelante de forma honrada, buscaron oportunidades, las encontraron y aprovecharon; tal es así que lograron cumplir su sueño americano.

Otros compatriotas siguen luchando por avanzar con pie firme en Estados Unidos. Se que su fe y perseverancia, también los llevará lejos. Para todos ellos, mi admiración y respeto.

Hoy, que es 4 de julio, «Día de la Independencia de Estados Unidos», muchos de nuestros hermanos salvadoreños que residen allá celebrarán esta fecha; quizás ahora con más restricciones por la pandemia que nos tocó vivir a nivel mundial.

Sin embargo, estarán felices por haber llegado a este día de fiesta nacional con salud, con trabajo, con personas que los aman; en fin, con la Bendición de Dios. Y seguramente, volverán su vista atrás y se sentirán orgullosos de su camino recorrido, el cual los llevó a tener un mejor destino.

Por eso considero, que compartir la emoción de los salvadoreños que han llegado a amar a Estados Unidos porque ese país los adoptó, no tendría nada de incorrecto. Sería como darles un abrazo y decirles que estamos con ellos, que los apoyamos y nos alegramos del triunfo que alcanzaron, aunque tuvieron que salir de su querido «pulgarcito».

Y no se trata de perder identidad u olvidar nuestras raíces, porque el que ellos celebren la Independencia de Estados Unidos y nosotros los acompañemos en esta fiesta, aún a larga distancia, es una forma de ser agradecidos con un país que abrió sus puertas, para que miles de salvadoreños demostraran de lo que estamos hechos: de fuerza de voluntad, de perseverancia, de valor.

Las historias de esfuerzo, sobran. Y nos sirven de inspiración y de ejemplo de que la disciplina nos hace labrar un buen futuro, aunque en el camino haya adversidades, pero los frutos que se obtienen son abundantes: sin duda, ¡una excelente cosecha!

Se que una buena cantidad de nuestros hermanos emigró durante los años de conflicto armado en nuestro país, dejando su tierra, su gente, sus costumbres. Las guerras siempre lastiman, pero Dios y el tiempo curan y cicatrizan las heridas que, quizá alguna vez, fueron muy profundas.

El sol siempre brilla en todos los rincones de la tierra y muchas de estas personas que llegaron a EE.UU. con el corazón lleno de dolor, ahora son ciudadanos norteamericanos exitosos que iniciaron una familia allá y allá tienen su mundo… pero no pierden el cariño por su querido El Salvador y ahora cuando vuelven, quizás de visita, no pueden evitar contener las lágrimas de alegría por retornar al terruño que los vio nacer.

En épocas festivas muchos compatriotas vienen a «vacacionar» algunos días, y despierta la curiosidad verlos en el aeropuerto con camisas o ropas con alguno distintivo de la bandera norteamericana, pero la esencia de ser salvadoreños sigue intacta. Porque al poner un pie en territorio nacional empiezan a preguntar por las pupusas, o ya tienen planeado visitar nuestras hermosas playas, que no tienen nada que envidiarles a las de otros países.

Tal es así que las dos culturas se mezclan: la salvadoreña y estadounidense y esa fusión resulta enriquecedora para nuestra mente y corazón. Esto deriva en tantos beneficios, por ejemplo, podemos ampliar nuestra cultura general, aprender tradiciones, costumbres y hasta otro idioma que, sin temor a equivocarme, nos llevará a abrir más puertas en un futuro aunque vivamos y trabajemos en nuestro amado El Salvador.

Por eso, este día 4 de julio, no seamos indiferentes ante la alegría que embarga a nuestros hermanos salvadoreños, que viven en Estados Unidos. Muchos ondearán la bandera norteamericana, como señal de saludo hacia la patria que los vió renacer. Para todos ellos, feliz 4 de julio ¡Dios los Bendiga!

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