El descanso ambiental llegó a su fin
Fueron cinco felices meses para el medioambiente de San Salvador que, desde este 24 de agosto, se esfuman con el reinicio de las actividades económicas en este país, enmedio de la pandemia del Covid-19.
(EN News) No es un secreto, ni una ofensa para nadie. Ya todo mundo lo sabe. La Vox Populi comenta ese mal presagio, para unos, aunque para un 80 por ciento de los 7 millones de habitantes de El Salvador, es una señal de vida… o de muerte: vuelve a las calles el ansiado -y temido-, Transporte Público de Pasajeros, el descanso ambiental de una de las capitales latinoamericanas más contaminadas, ha terminado.
Fueron cinco felices meses para el medioambiente de San Salvador que, desde este 24 de agosto, se esfuman como el aire, con el reinicio de las actividades económicas en este país, en medio de la pandemia del Covid-19.
Y es que el Transporte Público de Pasajeros está en la lista negra, junto a los automóviles, de ser uno de los principales causantes de lanzar bocanadas de nubarrones de partículas y gases tóxicos al precario entorno capitalino.
Los $ 111.3 millones que el Estado salvadoreño ha dado solo entre 2017 y 2019 a ese Sector, en concepto de subsidio para el mantenimiento y mejora de las unidades, no han bastado, o no han sido usados por los transportistas para ese fin.
La mejora de las unidades del Transporte Público de Pasajeros, ha sido una ancestral promesa de ese Sector, a cambio del subsidio estatal: $ 200 por microbús, y $ 400 por autobús, sin embargo, la situación sigue igual.
Buses y microbuses chatarras continúan en circulación, no sólo en San Salvador, sino, en todo el país, con una escupidera de hollín a la atmósfera salvadoreña sin precedentes.