EL GRAN PERDEDOR

Por más manchada que haya estado la marca Trump hace dos meses, las cosas empeoraron cuando Trump se negó a aceptar los resultados de las elecciones.

Paul Waldman

(EN NEWS) El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se retira después de hablar sobre los resultados de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre de 2020.

Cuando Donald Trump se postuló por primera vez a la presidencia de Estados Unidos, en 2016, muchos creyeron que se trataba principalmente de un ejercicio para mejorar su marca.

Incluso si no ganaba, obtendría más publicidad gratuita de la que jamás soñó, lo que generaría más contrataciones, más acuerdos de licencia, y mayores ventas de productos Trump.

Michael Wolff describió bien una conversación que Trump tuvo con el exdirector ejecutivo de Fox News, Roger Ailes, justo antes de las elecciones: “Saldría de esta campaña, le aseguró Trump a Ailes, con una marca mucho más poderosa e incontables oportunidades”.

Cuatro años después, no sólo Trump está en un juicio político por segunda vez tras haber sido vapuleado en su intento de reelección, sino que es muy probable que la marca Trump sea destruida.

Aunque nunca recibirá todo el castigo que merece por sus innumerables delitos, aquellos que anhelan una rendición de cuentas pueden sentirse satisfechos con el hecho de que gran parte de lo que más le importa a Trump —su capacidad para ganar dinero, pero sobre todo su afirmación de ser la encarnación del éxito— estará en ruinas.

Por más manchada que haya estado la marca Trump hace dos meses, las cosas empeoraron cuando Trump se negó a aceptar los resultados de las elecciones y se volvió completamente tóxico cuando incitó a la turba que atacó el edificio del Capitolio.

*Estas son algunas de las primeras reacciones:

-Deutsche Bank y Signature Bank, dos de las únicas instituciones financieras que en los últimos años fueron lo suficientemente insensatas como para prestarle dinero a Trump, anunciaron que ya no harían negocios con él.

-Signature, que en una oportunidad puso a su hija Ivanka en la junta directiva, le ha pedido a Trump que renuncie.

-Professional Bank también anunció que “ha decidido no participar más en negocios con la Organización Trump y sus afiliados”.

-La gigante empresa inmobiliaria Cushman & Wakefield, que tenía una asociación de largo tiempo con la Organización Trump, anunció que “ha tomado la decisión de dejar de hacer negocios» con ella.

-La ciudad de Nueva York se está moviendo para poner fin a todos los contratos que tiene con la compañía de Trump, la cual administra un carrusel, dos pistas de patinaje sobre hielo y un campo de golf en los parques de la ciudad.

-Debido a que “realizar el Campeonato de la PGA en el Trump Bedminster sería perjudicial para la marca PGA of America”, la asociación de golfistas retiró el torneo del campo de Trump, donde estaba programado jugarse en 2022.

-El proveedor de comercio electrónico Shopify cerró las tiendas en línea que le proporcionaban a la Organización Trump y la campaña de Trump.

El propio partido del presidente se está distanciando de él. Trump se ha convertido en un símbolo de la mentira, la corrupción, y la incapacidad de aceptar la derrota.

Sus partidarios más visibles son teóricos de la conspiración desquiciados e insurrectos violentos. ¿Sorprende acaso que las empresas no quieran tener nada que ver con él?

Ahora hay que preguntarse: ¿Qué ciudad de Estados Unidos va a tolerar la construcción de un nuevo hotel Trump? ¿Qué banco le prestará dinero para financiarlo? ¿Cuáles organizaciones benéficas correrán a reservar eventos en sus propiedades? ¿Qué desarrolladores extranjeros querrán pagarle tarifas de licencia para poner el nombre de Trump en sus proyectos?

En un universo paralelo, Trump aceptó su derrota con gracia y regresó a dirigir la Organización Trump, con su marca dañada pero no destruida por completo y aún con la capacidad de revivirla. Pero no en este universo.

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