AÑO NUEVO Y EL COVID
Dra. Margarita Mendoza Burgos para EN News
Al principio nos pareció algo lejano, algo que sucedía en una provincia china sin demasiada relevancia. No le dimos importancia. Pero de repente, como si se tratase de una onda expansiva, los contagios del Covid-19 se propagaron e invadieron cada rincón del planeta hasta transformarse en una pandemia de alcance global.
Hoy, casi dos años después, ya se habla de su evolución de pandemia a endemia. Es decir, una enfermedad que no será erradicada y que se volverá tan familiar como la gripe.
En otras palabras, debemos acostumbrarnos al Covid-19 para siempre. Así lo afirman las predicciones médicas científicas. Aún se desconocen las posibles nuevas mutaciones, pero así como nos sorprendieron las variantes Delta y Omicron le seguirán otras, lo que significa que habrá más vacunas para las nuevas mutaciones.
Tercera dosis, cuarta, probablemente quinta… Así hasta que todas las personas estén vacunadas -algo difícil por los movimientos antivacunas- o hayan padecido la enfermedad, aunque ya se experimentaron casos de contagios por segunda vez. No obstante, las vacunas han probado ser altamente efectivas y reducen la letalidad a porcentajes muy bajos.
Convivir con el Covid-19 implica adoptar algunos hábitos que pensamos que serían transitorios y que serán para siempre.
Primero y principal, el uso de mascarillas. Eso que antes se lo veíamos a apenas algunos turistas japoneses para protegerse del smog hoy es de práctica universal y también llegó para quedarse.
Lo mismo que la higiene profunda de manos o el uso de desinfectantes, además de mantener distancia social. Todo ello no necesariamente en casa, pero sí al salir y estar en otros ambientes.
Deberemos acostumbrarnos a portar la cartilla de vacunación como si se tratase de nuestro pasaporte y estar preparados para someternos a tests invasivos que prueben que somos “negativos”.
Por supuesto que la gente tiende a relajarse, sobre todo cuando las cifras de contagio están a la baja, con lo cual se necesitan campañas de concientización para mantenernos en alerta.
Nadie estaba preparado para un panorama como este, con consecuencias tan letales y con cambios de hábitos tan repentinos al punto que para buscar algo parecido haya que remontarse hace un siglo atrás.
Si bien muchos se han adaptado y conviven con la pandemia, también es cierto que el daño psicológico -por no mencionar el económico- ha sido grande después de meses de confinamiento obligatorio.
Mucha gente lo ha tomado por mal, especialmente los oposicionistas. Son aquellos que están en contra de las vacunas y tratan de sumar adeptos.
Precisamente los que no quisieron vacunarse son los que más están muriendo, ya que sin inmunización son víctimas fáciles de las nuevas variantes. Y todavía podría ser peor para ellos.
Así como alguna vez el 11 de septiembre -con el atentado a las Torres Gemelas- nos cambió la forma de viajar y ahora ya nos acostumbramos que antes de abordar un avión hay que someterse a un exhaustivo control de seguridad, lo mismo sucederá con el Covid.
Tendremos que convivir con él, habrá que vacunarse más veces y cada año, y se volverá una rutina que ya no cuestionaremos.
A los niños se les vacunará según vayan creciendo y formará parte de un programa de vacunación como se hace para enfermedades como la poliomielitis, tuberculosis. Para los adultos, será igual como en muchos países cuando cada invierno todos reciben la vacuna contra la influenza.