Estados Unidos, otra vez, indispensable
Periodista: Pablo Hiriart
Los últimos eventos ponen a Estados Unidos como el gran guardián de un nuevo orden internacional que estará basado en estrategias para contener el neocolonialismo ruso.
Los esfuerzos militares de Vladimir Putin por recuperar “la grandeza de Rusia” ponen a Joe Biden en la antesala de un inesperado sitial en la historia contemporánea.
Esas imprevistas casualidades, que juegan, y mucho, en la política local y global, le van a permitir a Biden ubicarse no sólo como el candidato que salvó al país de la autodestrucción emprendida por Donald Tump o como el presidente que doblegó a la pandemia y enfrentó con éxito la peor recesión económica desde la Gran Depresión.
Biden se convertirá en el líder que devolvió a Estados Unidos su condición de indispensable para el mundo.
A Putin le falló un cálculo en su proyecto expansionista: su candidato y aliado Donald Trump perdió las elecciones y no se pudo reelegir en la presidencia de Estados Unidos.
De haber estado Trump en la presidencia, Putin tendría un festín para el expansionismo ruso en los países firmantes del Pacto de Varsovia.
Por eso arriesgó tanto el dictador ruso para ayudar a Trump a ganar la presidencia en 2016, y luego trabajar por su reelección en 2020.
Trump tenía a Estados Unidos volcado hacia adentro, desinteresado –cuando no hostil– de la agenda global y del rol de su país en el mundo.
Estaba en pleito con la OTAN, con la Unión Europea, era un sarcástico crítico de la alianza con Japón en Asia oriental, país al que insultó con vulgaridad de abarrotero mal educado, propagandista del Brexit, amigo del asesino que gobierna Corea del Norte, desdeñoso de la relación estratégica con Seúl y cómplice del dictador ruso en aventuras políticas inconfesables.
De haber sido reelecto, hoy Estados Unidos apoyaría a Rusia, como dijo el martes el expresidente.
Ahí estaba el hombre que Putin necesitaba para su proyecto expansionista, Donald Trump, que perdió luego de haber hecho un daño enorme al liderazgo de Estados Unidos en el mundo.
Hace algunos años, varios de los grandes centros de pensamiento de Estados Unidos (think tanks) se preguntaban si todavía Estados Unidos podía ser considerado como la nación indispensable que fue.
Con sus sanciones a Rusia, la amenaza de paralizar su economía, suspender el proyecto Nord Stream 2, Biden respondió hoy con un rotundo sí.
Geopolíticamente los eventos ponen a Estados Unidos como el gran guardián de un nuevo orden internacional que estará basado en estrategias para contener el neocolonialismo ruso.
Se usarán las armas de la economía y las finanzas internacionales, y no una confrontación bélica irresponsable que podría escalar a conflagración nuclear catastrófica contra el sujeto calculador, volátil y ambicioso de un lugar en la historia, que es Putin.
*Rusia se va a quedar con Ucrania, no lo dude.
Ahí pondrá gobernantes títeres que no tardarán mucho en pedir su anexión a Rusia, como se encamina a hacerlo Bielorrusia.
De esa manera los rusos habrán ganado mil kilómetros de frontera con Polonia, más la vecindad con Eslovaquia, Hungría y Rumania.
La posibilidad de extorsión o ataque a esos países que fueron firmantes del Pacto de Varsovia, para regresarlos al redil de Moscú, hace indispensable un Estados Unidos fuerte y Europa unida.
Adiós a la política aislacionista de Trump, por la vía de los hechos.
Sin Biden en la Casa Blanca, Putin estaría hoy brindando con vodka en Bucarest y sus tanques se alojarían a orillas del Moldavo. Eso ya lo sabe el mundo.
Los asiáticos, con el nuevo equilibrio planetario de fuerzas que se perfila, necesitan como pocas veces la cercanía del gobierno de Estados Unidos.
China aguarda el momento para quitarse el estorbo de Taiwán y asumir su soberanía. Y aplastar a las instituciones democráticas de Hong Kong, junto con sus defensores.
¿Llegará hasta ahí China? ¿O también se va a apropiar del mar del Sur, que disputa con Vietnam, Malasia, Filipinas y Brunéi? ¿Irá más allá?
Esas interrogantes en Asia, más la demencial escalada expansionista de Putin en el Báltico, ponen a Biden como el líder mundial indispensable, capaz de contener una escalada que amenaza la libertad y la soberanía de naciones independientes.
*Viene una guerra posmoderna.
En esencia, estamos en el inicio de la Tercera Guerra Mundial en el sentido de que va a involucrar, por parte de Occidente, las herramientas de las finanzas internacionales, el comercio, el sabotaje electrónico y cibernético, para neutralizar la amenaza al orden fijado desde la fundación de la ONU.
En defensa de los países miembros de las grandes alianzas del mundo libre, en el Atlántico Norte y el Indopacífico, se encuentra Estados Unidos, con Joe Biden en la Casa Blanca.
La historia lo está llamando.
Periodista: Pablo Hiriart