(EN NEWS)—Las pequeñas y medianas empresas, Pymes, tienen particular importancia en los renglones más sensibles de la economía nacional; no sólo por sus aportaciones a la producción y distribución de bienes y servicios, sino también por su predisposición de adaptarse a los cambios tecnológicos; también su gran potencial de generación de empleos.

Por años El Salvador se ubicó en el dilema: emprendedurismo o emigración como panacea para mitigar el elevado índice de desempleo nacional, ya que nunca existió una política sistemática y real sobre generación de oportunidades laborales internamente.

Muchos analistas salvadoreños convergen en afirmar que las Mipymes son un excelente medio para impulsar el desarrollo económico y una mejor distribución de la riqueza.

Hoy día, los gobiernos de países en desarrollo como El Salvador reconocen la importancia de las Pymes por su contribución al crecimiento económico, a la generación de empleo, así como al desarrollo nacional l y local.

Las Pymes cuentan con la más amplia gama de giros productivos, comercializadores y de servicios y tienen la tendencia a realizar actividades autónomas; es por eso que deben apoyarse con acceso a tecnología, información y facilidades crediticias, como lo hace por primera vez en la historia BANDESAL.

A pesar de ser una fuente muy importante en la economía del país, las Pymes no cuentan con muchos de los recursos necesarios para que se desarrollen de manera plena.

Entre las problemáticas de las pequeñas y medianas empresas podemos resaltar su pírrica capacidad de inversiones para tecnología, infraestructura, seguridad, entre otras. Justamente acá está el gran desafío para los Gobiernos.

Sin duda en la medida que exista una política orientada a la estimulación de la mediana, pequeña y microempresa, las causas generadoras de la inmigración salvadoreña hacia otros destinos del mundo, proyectan los analistas.