Nos duele la matanza en Texas

Licda. Verónica España en colaboración para EN News

«¿Qué sentirá un padre al ir a la escuela por su hijo, y recoger su cadáver?» Definitivamente es un dolor inimaginable, desgarrador. Esta pregunta recién la leí, en un periódico, como parte de los comentarios de la reciente noticia de una escuela de Texas, donde en un tiroteo murieron más de 20 personas, en su mayoría, niños.

La consternación aumenta al saber que uno de estos pequeños era salvadoreño: un niño de apenas 10 añitos. Los detalles de la matanza, sobran; el trauma colectivo sobre todo de los padres que a diario llevamos niños al colegio, está latente.

Y es que resulta paradójico pensar que depositamos a nuestros niños en un lugar supuestamente seguro, y que sucedan tragedias de tal magnitud. Más en un país que no tiene elevados índices de criminalidad, como sucede con otras naciones.

Mucho se ha hablado del control de armas, algo con lo que estamos de acuerdo la mayoría. Pero más allá de responsabilizar al sistema y a las autoridades por la libertad para comprar un arma, pues no es primera vez que ocurre una matanza escolar, hay preguntas que saltan: ¿Qué hay en el corazón de estos chicos que se atreven a ejecutar una masacre de esta índole?, ¿Cómo crecieron?, ¿Cuáles fueron sus valores?

Creo oportuno el momento de que todos los que tenemos niños escolares nos preguntemos, si es suficiente que aprendan dos o más idiomas, tecnología y que tengan amplios conocimientos sobre diversos temas. Comprendo que en un mundo tan demandante, como en el que estamos viviendo, saber todo eso casi resulta una obligación . Pero ¿será lo primordial?

Independientemente la religión que se profese, hay que sembrar en el corazón de nuestros niños el principio Bíblico que reza: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y aunque no se tenga religión, fomentar en los pequeñitos el respeto a los demás, los hará grandes seres humanos: con empatía, con bondad.

Se que como pueblo salvadoreño nos solidarizamos con los padres de los niños que fueron víctimas de esta matanza. Aún sin conocer a ninguno de los pequeños, nos duele saber como tuvieron que partir de este mundo, de esa forma tan violenta.

Solo Dios puede reconfortar los corazones de esos padres, «De los Niños es el Reino de los Cielos», es una de las frases Bíblicas que se recuerda en estos momentos.

Dios guarde a nuestros niños, siempre, donde quiera que estén. Ruego también que los padres sepamos identificar si alguno de nuestros hijos presenta cierta actitud violenta, para tratarla a tiempo.

Siempre preguntemos, ayúdemos a los niños aunque no sean nuestros, guardemos sus corazones. Ellos merecen un futuro prometedor.

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