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El nuevo marketing es saber conectar emocionalmente con el cliente

Por Licda. Mayra García en colaboración para EN News

Para conectar emocionalmente con los clientes debemos escuchar.
Hay que dejar claro que la opinión del cliente importa, y eso ayudará a generar confianza. Además, cuando escuchamos, los clientes nos dicen lo que necesitan, en sus palabras. Hazlo siempre…

Así pues, el marketing emocional es la disciplina del marketing que utiliza una marca dentro de una estrategia, con el objetivo de lograr un vínculo afectivo con usuarios, consumidores, clientes y futuros clientes, para que estos sientan la marca como algo propio y necesiten ser parte de ella.

¿Qué son las emociones?
Para poder hablar de marketing emocional es imprescindible hablar primero de las emociones.

Las emociones. ¿Qué son? Siempre digo que, en mi opinión personal las emociones son el motor que mueve la sociedad, las que humanizan al ser humano.

Partiendo de la base que somos seres más emocionales que racionales, siempre digo que estamos hechos de historias, de experiencias y de momentos.
Así que las marcas deben entender que cubrir necesidades afectivas de sus consumidores y su target debe ser su principal objetivo.

El marketing emocional se basa en 4 factores principales
Vínculo afectivo marca público: Como unidad de negocios es importante recalcar el vínculo afectivo a través de las redes sociales, acciones, que parecen frías debemos convertirlas en cálidas como haciendo sentir al cliente en público que es importante y que nos preocupa sus reacciones como lo que piensan y sienten.

Experiencias, emociones, y sentimientos: está muy de moda y algunas unidades de negocios, ya lo están aplicando a través de sus redes sociales más importantes, y es que tratar de persuadir, comunicar y convencer a través de un video testimonial, que muestren en sí las experiencias, y emociones que conectan efectivamente a sus clientes recalca mucho el lazo afectivo y el interés que tiene la marca por sus clientes.

Recordemos que somos un cúmulo de emociones vividas, y entre más enternecedoras son, persuaden en forma real a un mercado.

Lovemark: siempre he dicho y sostengo, que el marketing es de amor, entre más nos preocupemos y nos interesemos por la otra persona demostramos, que existe más que un lazo de amistad en otro sentido se está creando o trabajando en la fórmula afectiva para enamorar al cliente y convencerlo de que somos únicos.

Marketing de contenidos: es una estrategia enfocada en la creación y distribución de contenidos relevantes, como artículos, ebooks y posts en las redes sociales. Con el Content Marketing, la empresa ayuda a su público objetivo a resolver sus problemas y se convierte en una autoridad en el asunto.

El arte de vender emociones:

El arte de vender emociones ayuda a tomar una buena ventaja para aumentar las ventas. Puede que no estés muy familiarizado con el tema de la persuasión, es decir apelar a los deseos del comprador, pero es básicamente una combinación de técnicas que son más simples de lo que te imaginas. No tienes que centrarte en las características del producto diciendo una y otra vez cómo van a cubrir una necesidad de tu cliente.
Hace falta que generes una conexión emocional entre el cliente y la utilidad del producto, y entre el cliente y tú.

Vender emociones es establecer conexiones con el cliente

Comunícate con el comprador fomentando confianza y amistad
Aprende a escuchar
Vender emociones con el producto y tú misma imagen
Usa historias y anécdotas
Transmite calidez y energía

El marketing emocional es la disciplina del marketing que utiliza una marca dentro de una estrategia, con el objetivo de lograr un vínculo afectivo con usuarios, consumidores, clientes y futuros clientes,para que estos sientan la marca como algo propio y necesiten ser parte de ella (Guardiola, 2016).

Las marcas buenas cuentan historias. Las grandes hacen historia CREANDO HISTORIAS” (Guardiola, 2018)
Las emociones guían nuestro comportamiento: las emociones son como unas gafas que hacen que veamos las cosas de una manera diferente, guía nuestra forma de pensar y por lo tanto nuestro comportamiento.