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Lipedema: La verdad desconocida que no quiere ser aprendida

Por: Mery Grenat, periodista y escritora española, EN News

¿Qué sucede cuando vas a la sanidad pública y le comentas que tienes Lipedema?

Para la mayoría de mujeres, el Lipedema es desconocido, aunque sean portadoras de esta dolorosa e inflamatoria enfermedad.

Para los profesionales no existe, salvo que un experto en vascular pueda diagnosticarlo. Inclusive teniendo el diagnóstico es imposible que te escuchen. Aun dando la explicación completa, e informando sobre tus dolencias y síntomas, no asumen el problema y lo gestionan como obesidad, negando lo obvio.

(Desproporción de volumen, acumulación en zonas concretas, dolor, hinchazón, sensibilidad al tacto produciendo hematomas que aparecen con suma facilidad, etc.)

¿Incomprensión? Mucha. Esto acarrea trastornos alimenticios, depresión, ansiedad… La señalización constante de obesidad en los informes, aun cuando haces todo lo que está en tu mano para bajar ese volumen y peso, ejerce tal presión mental que deriva a infinidad de causas perjudiciales.

Una baja autoestima e inseguridades persisten en los pensamientos mientras, de nuevo, vuelven a decirte que lo haces mal, o que directamente, tienes que dejar de comer tanto.

Seguir una dieta normal no ayuda. Menos cuando te quedas estancado en un peso concreto y no puedes bajar ni un gramo más.

¡Hablemos claro! 1 de cada 6 mujeres sufren esta enfermedad (también percibida en el 2% de hombres) según estudios del Instituto de Lipedema. De dónde radica el problema aun es un misterio, aunque se evalúan unas cuantas causas sobre la aparición de este, y puede ser perjudicial si no se trata a tiempo.

Esto sucede así porque cada vez tienes menos capacidad de movilidad, más dolor, incluso dejas de tener riego sanguíneo por la presión que ejercen y caes de bruces al suelo porque las piernas no te sostienen (sí, me ocurrió).

Explicación profesional, y por profesionales, de Lipedema: https://www.youtube.com/watch?v=eZZb63-rJY4 ¡IMPORTANTE!.

Qué mejor explicación que la de un experto en la materia. Las dietas y el ejercicio física ayudan, sí, pero no son la solución debido a que no hay respuesta en las zonas inferiores y superiores del cuerpo, tal y como en el video explica.

Así que, en base a mi experiencia, y la de otras mujeres, ir al nutricionista o endocrino supone recibir las siguientes respuestas o parecidas: «Eso no existe» «Te lo estás inventando» «Ya bastante tienen los cirujanos en curarle los rostros quemados a pacientes de accidentes, y caras destrozadas por el cáncer de boca, solo faltaba que tuviesen que resolver un simple problema de obesidad».

«Eso no puede doler» Pagamos con nuestros impuestos la sanidad pública. No es gratuita. ¡La pagamos! Y lo único que recibimos es: oídos sordos, y a los gordos ni caso.

Sólo tengo veinticuatro años, pero hay mujeres que buscan respuestas desde hace más tiempo que yo. Son voces que también deben ser escuchadas. Nos merecemos profesionales que quieran escuchar, investigar, tratar, aprender y, sobre todo, ¡atender! como es debido.