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FGR pide 180 años de cárcel por masacre de Ayutuxtepeque

 

(EN NEWS)- La Fiscalía General de la República pidió 180 años de cárcel para Luis Eduardo Mejía Mencía, único acusado de homicidio múltiple agravado en perjuicio de su padre, su hermano, su abuela y madrastra. Luego de las investigaciones y relatos de testigos el juez dará el fallo de este juicio el 16 de diciembre próximo, a las 2:00 de la tarde.

Por su parte, la fiscal del caso pidió 50 años de cárcel por cada víctima: su padre, Óscar Eduardo Mejía, de 65 años; su hermano, Óscar José Mejía, de 36 años; y su abuela Berta Miranda Mejía, de 97 años de edad.

 

 

Por el asesinato de Julia del Socorro Santos de Mejía, esposa de Óscar Eduardo, pidieron 30 años de prisión; sin embargo, el querellante y hermano de esta última víctima, pidió al juez que también sea condenado a 50 años de cárcel, argumentando que el acusado “le tenía rencor”.

Según el relato de la Fiscalía, Mejía Mencía extorsionaba a su abuela a través de cartas y llamadas telefónicas porque “sino le daba el dinero, las pandillas atentarían contra Óscar Eduardo Mejía (padre del imputado e hijo de Berta Miranda)”.

Julia del Socorro Santos de Mejía contrató un investigador privado para indagar quién extorsionaba a su suegra, aunque sospechaba del ahora imputado. El investigador confirmó las sospechas y entonces la familia prohibió la entrada a Mejía Mencía a la vivienda familiar, donde entonces residía.

 

 

Los fiscales aseguraron en el juicio que en marzo de 2021 comenzó a decirle a la testigo clave “Gabriela” que “ya estaba harto de las acabazones, que sabía que había un testamento en su familia”. En otra ocasión, le dijo que ya había resuelto matar a su familia para cobrar el testamento y quedarse con la herencia.

La testigo también dijo que Mejía Mencía dijo que los mataría con los cuchillos que había encontrado en su casa y que los llevaría a afilar.

La masacre ocurrió alrededor de las 3:00 de la madrugada del 18 de marzo de 2021, en la casa #3 del pasaje Oslo, de la colonia Scandia de Ayutuxtepeque, San Salvador.

 

 

El día del hecho, la Policía Nacional Civil recibió una alerta sobre cuatro personas asesinadas y un lesionado en ese lugar. Cuando llegaron encontraron a Luis Eduardo Mejía Mencía, quien les dijo que su familia había sido asesinada al interior de la vivienda, y este tenía una lesión “leve” en una de sus manos.

Mejía Mencía les dijo que su hermano lo llamó porque habían entrado a asaltar a la vivienda, que cuando él llegó, “varios” sujetos le dispararon a su hermano y lo asesinaron. En su coartada, según la Fiscalía, el procesado le dijo a la policía que él había logrado escapar por el techo y la parte de atrás de la casa, dado que la vivienda contigua estaba vacía.

“Nosotros empezamos a preguntarle que como había sido lo de los disparos, porque nos llamó la atención que en el lugar no encontramos ningún impacto de bala”, dijo uno de los policías que atestiguaron en el juicio. Añadió que el cuarto donde fue asesinado Óscar José Mejía, de 36 años, hermano del acusado, habían puertas de vidrio y, de haber disparos, era imposible que las balas no las hayan alcanzado.

 

 

Las fiscales señalaron que una pericia ocular tampoco detectó disparos, como había relatado el acusado.

Dos policías que atestiguaron en el juicio afirmaron que Mejía Mencía se mantuvo en el lugar de la escena y que lo resguardaron en calidad de víctima, lo llevaron a la delegación, pero que todo cambió cuando los agentes empezaron a entrevistar a los vecinos.

Los vecinos afirmaron no haber escuchado ningún ruido en la madrugada que ocurrió la masacre, y que la familia no tenía problemas con personas ajenas; sin embargo, cuando los policías preguntaron si conocían a Luis Eduardo Mejía Mencía, los vecinos respondieron que sí, pero que no vivía ahí, que tenía amenazada a la abuela, que había dicho que mataría al papá, incluso, que extorsionó a la señora. Mejía Mencía fue detenido a las 3:00 de la tarde de ese día, frente a la casa donde ocurrieron los hechos.

Uno de los policías de la Sección Táctica Operativa (STO) que ingresó a la escena relató que en la primera habitación hallaron a una anciana de avanzada edad, muerta, con almohadas en el rostro, y manchas de sangre en las sábanas.

 

En el pasillo de la casa, que conectaba a la segunda planta, habían rastros de sangre, y en la habitación hallaron a una pareja muerta: una señora en el piso boca abajo y un señor en la cama, a un metro de distancia, boca arriba. Ambos apuñalados, “masacrados”, describió el policía.

En la inspección que hizo la policía también encontró una tercera habitación con una cuarta víctima, un hombre en la entrada del cuarto, boca abajo, también con heridas de arma blanca.

Las víctimas de la masacre fueron identificados como Óscar Eduardo Mejía, de 65 años, el hijo de este Óscar José Mejía, de 36 años, la esposa del primero, Julia Santos, de entre 65 y 67 años de edad, y la abuela del acusado, María Miranda Mejía, de 97 años de edad. Según los familiares, los esposos Mejía Santos habían contraído nupcias recientemente a los hechos.

 

El papá del acusado era ingeniero agrónomo y una fuente confirmó que era analista de Política de la Oficina de Políticas y Planificación Sectorial del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y el hermano del procesado, era médico del hospital Militar.

Según datos del Centro Nacional de Registros, Mejía también era el representante legal de Mejía Santos S.A. de C.V., una sociedad con domicilio en Ayutuxtepeque dedicada a comercializar productos alimenticios.

Los fiscales y los querellantes concluyeron que Mejía Mencía se lesionó antes de cometer los homicidios, porque los rastros de sangre hallados corresponden a él, según análisis de ADN hechos por el Instituto de Medicina Legal.