Sobreviviente de la masacre de El Mozote serán Hija Meritísima de El Salvador
(EN NEWS) – Los diputados de la Comisión de Cultura votaron a favor de que se declare a Rufina Amaya, la única sobreviviente de la masacre de El Mozote, como Hija Meritísima de El Salvador post mortem.
La salvadoreña, que murió en marzo de 2007, presenció la matanza que cometieron los integrantes del batallón Atlacatl de la Fuerza Armada, el 11 de diciembre de 1981, en el caserío El Mozote, del municipio de Meanguera, en Morazán.
En ese hecho sangriento murieron más de 970 personas de todas las edades, entre ellas estaban el esposo y los cuatro hijos de Amaya.
Los legisladores señalaron que con el nombramiento que se le hará a la salvadoreña se busca resarcir los daños causados a la población durante la guerra que vivió el país, entre 1979 y 1992.
Esta iniciativa fue presentada por los diputados de Nuevas Ideas, encabezados por su jefe de fracción, Christian Guevara.
“Muchos salvadoreños murieron a causa de un conflicto que los grupos de poder armaron. Es momento de resarcir los daños. Esta iniciativa honrará la memoria de las víctimas de la guerra. Amaya era una ciudadana de temple fuerte que, pese a que presenció el asesinato de su familia, no se cansó de denunciar los hechos”, destacó el diputado Walter Alemán.
Mientras que su colega de partido, Ana Figueroa, expresó que nombrar como Hija Meritísima de El Salvador, post mortem, a Rufina Amaya permite resarcir un poco los daños que sufrieron todas las personas durante esa época.
“Esto es parte de la evolución del país. Durante el conflicto armado sufrimos mucho y como sociedad aún tenemos heridas y consecuencias”, dijo la parlamentaria.
Figueroa añadió que la violencia y las pandillas son producto de las cicatrices de la guerra. “Hay que reconocer la importancia que tiene Rufina en la historia salvadoreña. El objetivo es sanar las heridas que tiene la sociedad por la guerra. No debemos olvidar el pasado, porque este es el que nos hace diferentes”, señaló.
Rufina Amaya, nacida en 1943, era oriunda del cantón Guacamaya, caserío El Mozote, en Meanguera, Morazán. Ella presenció cuando su esposo y sus cuatro hijos murieron a manos a soldados que irrumpieron en las casas del caserío para acabar con los pobladores.
Amaya denunció al Estado salvadoreño, en 1981, pero las autoridades de entonces no le prestaron atención.
En 1993, se abrió el expediente ante la Comisión de la Verdad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) donde se identificaron a los autores de la masacre. El testimonio que rindió la única sobreviviente de ese hecho permitió individualizar a los asesinos y deducir responsabilidades.