Frank Rubio platica, desde el espacio, con niños salvadoreños

(EN NEWS) – El astronauta estadounidense salvadoreño Frank Rubio compartió con 50 niños y adolescentes salvadoreños su gran experiencia en la Estación Espacial Internacional, donde realiza una misión acompañado de astronautas rusos desde septiembre pasado.

El enlace se realizó en el museo Tin Marín, en San Salvador, y estuvo a cargo de la iniciativa de Fundasal en coordinación con la NASA, que no dudó en permitir este espacio para la niñez salvadoreña.

 

 

Las niñas y niños lo saludaron y conversaron directamente con Frank Rubio, quien hizo espacio para establecer una conexión desde la Estación Espacial Internacional, ayer jueves 9 de marzo.

La iniciativa fue del museo de los niños Tin Marín, en coordinación con la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio Estadounidense (NASA), que hizo posible este gran momento para inspirar a la juventud.

“En El Salvador estamos muy orgullosos por los logros de Frank, por hacer brillar el país. Queremos que muchos niños y niñas lo vean como un ejemplo, para que puedan ver las oportunidades y posibilidades que se tienen cuando se logra emprender, ser disciplinado y estudiar”, explicó Juan Carlos Novoa, director del Tin Marín.

“¿Qué estudios realizó para poder trabajar en la NASA como astronauta?”, le preguntó la joven estudiante Marcela Nicole, del cantón San José Buena Vista, La Paz, a lo que Frank respondió que él se recibió previamente como doctor en Medicina, pero apuntó: “para ser astronauta es necesario tener un título en ciencias o en tecnología, ingeniería o matemáticas, pero creo que más adelante, si Dios quiere podremos tener hasta artistas o diferentes talentos, porque cualquier meta difícil necesita un equipo, y un equipo es mejor si hay variedad”, señaló Rubio.

 

Otra pregunta fue: “¿Cómo fue y cuánto duró su preparación para ir al espacio”, le preguntó Anderson Ricardo, otro de los jóvenes asistentes. “Esta es una meta a largo plazo, han sido casi cinco años de preparación. Los primeros dos fueron de estudios básicos: aprendemos a volar en el avión, a manejar el traje de caminata y todos los sistemas de la estación y de la nave; y en los últimos años uno empieza a entrenar específicamente para su misión”, detalló Rubio.

“Es divertido estar aquí, en la microgravedad se puede flotar fácilmente”, exclamó también Frank, para responder a Obed Martínez, de 14 años, sobre lo que se siente estar en la estación.

De esta manera Frank Rubio incentivó a los más jóvenes a creer en sus sueños y trabajar hasta conseguirlos.

 

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