CAÍDAS Y RISAS
Dra. Margarita Mendoza Burgos en colaboración para EN News
Hace unos días se hizo muy viral un video donde Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, sufre una caída durante un acto público. A pesar de ser alguien muy respetado y tratarse de una persona de la tercera edad, para muchos fue inevitable reaccionar con una carcajada. ¿Por qué? ¿Qué nos pasa que las caídas ajenas nos provocan risa?
En realidad es por lo absurdo de la situación, por los gestos de desconcierto de las personas implicadas y porque es una forma de sacar el nerviosismo que provoca esa situación inesperada en la cual ya no podemos hacer nada.
Una teoría psicológica sugiere que la risa en este tipo de situaciones puede ser una forma de aliviar la tensión o el estrés que se experimenta al presenciar un evento inesperado o potencialmente peligroso. Ver a alguien caerse puede activar una respuesta de sorpresa o preocupación, pero la risa puede ser una forma de liberar esa tensión y reducir la ansiedad.
Además, se trata de una risa difícil de reprimir. Se necesita mucho esfuerzo para hacerlo, ya que nos damos cuenta de lo infravalorado que es para el que la sufre y además ante una posible mala consecuencia de la misma. Si estamos viendo la caída en vivo, más allá de la risa inicial debemos ser proactivos en caso de que la persona implicada pueda haberse lastimada. Cuando estamos viendo un video es diferente, ya que no podemos hacer nada, somos simplemente testigos involuntarios.
Además, existe una teoría llamada “teoría de la superioridad” que sugiere que la risa en respuesta a los tropiezos o caídas de otras personas puede ser una forma de reafirmar nuestra propia sensación de superioridad o seguridad. Al reírnos, podríamos expresar un sentimiento de alivio de que no somos nosotros los que estamos en esa situación incómoda.
Otro aspecto importante para que esa risa se produzca tiene que ver con la distancia psicológica. Si Joe Biden fuera tu padre o tu abuelito, no te reirías. Esta distancia, además, genera un efecto curioso. Mientras mayor sea la tragedia, mayor debe ser la distancia para que algo nos provoque la carcajada.
Sin embargo, hay que aclarar que no es el mismo efecto que nos produce una caída cuando estamos viendo una comedia en el cine o en la televisión. En esos casos, aunque el guión nos sorprenda, en las caídas damos por sentado que no implica riesgo para el que la sufre y por eso reímos sin culpa.
Dra.Margarita Mendoza Burgos