Esposas de próceres jugaron un papel fundamental para la Independencia en 1821
(EN News) – Desde antes de la firma del Acta de Independencia, cuando inició el movimiento en 1811, las mujeres jugaron un papel de promoción de ideas, como el caso de las hermanas María Feliciana de los Ángeles y Manuela Miranda, quienes fueron capturadas por las autoridades españolas después de propagar las primeras noticias de intento de libertad por la campiña de Sensuntepeque, ese año, y por ello, fueron condenadas a cien azotes cada una, para ingresar después como siervas sin paga, en el convento local y en la casa del párroco.
También, en Metapán, Úrsula Guzmán y Gertrudis Lemus, dos mujeres que suministraron piedras y armas a los indígenas y mulatos que, el 24 de noviembre de 1811 participaron en los disturbios ocurridos en esta parte del país.
Ante la coyuntura de prisión de las líderes populares en Guatemala, San Salvador y Honduras, sus nombres no vuelven a aparecer de manera explícita durante el Segundo Grito de Independencia del 24 de enero de 1814 en San Salvador.
Sobre un panorama social de “oficios mujeriles”, término utilizado para describir las labores, como las tareas en el hogar, la iglesia, el hospital y el campo de labranza de la mayoría de las mujeres, la historia salvadoreña no registra nombres de algunas que hayan tenido una directa participación ideológica o dirigente en los procesos independentistas.
María Feliciana de los Ángeles.
Según el historiador Salvador Guzmán, las mujeres cuyos nombres fueron encontrados a través de investigaciones en documentos eran comerciantes, vendían carne y eran dueñas de estanques de chicha, además explicó que “no se miraban en un rol político, porque no se podía hace 200 años, pero si se miraban como poderes decisivos”.
María Dolores Bedoya (Guatemala).
Y es que indagaciones han revelado que esposas de diferentes próceres jugaron un papel fundamental para la Independencia, en 1821, debido a que abogaron por la libertad de sus cónyuges quienes permanecieron en cárceles entre 1814 y 1819 y que además funcionaron como mensajeras, actitudes que acercaron a la emancipación centroamericana.
Igualmente, para el 15 de septiembre de 1821, mientras los hombres estaban reunidos en la ciudad de Nueva Guatemala de la Asunción en la discusión de si se proclamaba la independencia, a las afueras del Palacio de los Capitanes Generales, María Bedoya de Molina, esposa del prócer guatemalteco Doctor Pedro Molina, hizo que una banda tocara música en la plaza, llamando al pueblo a concentrarse en el lugar, y cuando la multitud se reunió enfrente, los notables se sintieron obligados a decretar la emancipación de las provincias centroamericanas. María Bedoya fue una pieza fundamental.
Para Guzmán, una manera de mantener y reconocer a las mujeres en los procesos de independencia es visibilizando la lucha de las mujeres actuales y del pasado “porque se van uniendo, las razones vienen siendo las mismas o similares”.