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DOMINGOS DE POESÍA. AUTORES

Luis Cernuda Bidón (Sevilla, 21 de septiembre de 1902 – Ciudad de México, 5 de noviembre de 1963) fue uno de los poetas y críticos literarios más destacados del siglo XX, miembro de la Generación del 27, cuya obra ha sido traducida a más de 15 idiomas.

Cernuda despertó su interés por la literatura tras el traslado de los restos de Gustavo Adolfo Bécquer a Sevilla. Comenzó a leer con fervor los poemas de Bécquer, cuyas Rimas influyeron notablemente en él, desde los 9 años, cuando comenzó a escribir sus primeros versos.

Considerado a menudo una influencia decisiva en la lírica contemporánea en español. El crítico Harold Bloom lo incluyó en su volumen de Genios. Un mosaico de cien mentes creativas y ejemplares, calificándolo como uno de los principales escritores de la cultura occidental.

Disfrutaremos de dos de sus poemas y un poema de mi autoría, que podréis leer desde esta misma web.

✔Por Mirelha
@mireyaguzmanburgos

Poema1

Contigo

¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.

¿Mi gente?
Mi gente eres tú.

El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.

¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?

Poema2
He venido para ver

He venido para ver semblantes
Amables como viejas escobas,
He venido para ver las sombras
Que desde lejos me sonríen.

He venido para ver los muros
En el suelo o en pie indistintamente,
He venido para ver las cosas,
Las cosas soñolientas por aquí.

He venido para ver los mares
Dormidos en cestillo italiano,
He venido para ver las puertas,
El trabajo, los tejados, las virtudes
De color amarillo ya caduco.

He venido para ver la muerte
Y su graciosa red de cazar mariposas,
He venido para esperarte
Con los brazos un tanto en el aire,
He venido no sé por qué;
Un día abrí los ojos: he venido.

Por ello quiero saludar sin insistencia
A tantas cosas más que amables:
Los amigos de color celeste,
Los días de color variable,
La libertad del color de mis ojos;

Los niñitos de seda tan clara,
Los entierros aburridos como piedras,
La seguridad, ese insecto
Que anida en los volantes de la luz.

Adiós, dulces amantes invisibles,
Siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo.

[Sección «Huella Poética » bajo la dirección de Mireya Guzmán Burgos escritora de nacionalidad española. @mireyaguzmanburgos]