DOMINGOS DE POESÍA. AUTORES

Arthur Rimbaud.
(Charleville, Francia, 1854 – Marsella, id., 1891) Poeta francés, uno de los máximos representantes del simbolismo, tendencia dominante en la segunda mitad del siglo XIX que suele señalarse como el inicio de la lírica contemporánea. A pesar de su efímera carrera literaria (escribió su último libro a los veinte años), la importancia de su obra es equiparable a la de los otros grandes nombres de esta corriente: Charles Baudelaire, Stéphane Mallarmé y Paul Verlaine, poeta este último con quien mantuvo una atormentada relación.

Disfrutaremos de dos de sus poemas y un poema de mi autoría, que podréis leer desde esta misma web.

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✔Por Mirelha
@mireyaguzmanburgos

Poema1

El corazón de Rimbaud

¡Mi triste corazón babea a popa,
mi corazón que colma el caporal
y me vierten en él chorros de sopa,
mi triste corazón babea a popa:
con las bromas sangrientas de la tropa
que brama un carcajeo general,
mi triste corazón babea a popa,
mi corazón que colma el caporal!

Itiofálicos y soldadinescos
sus chistes sangrientos lo han depravado;
y de noche componen unos frescos
itiofálicos y soldadinescos.
¡Oleajes abracadabrantescos
llevadme el corazón, que sea lavado!
Itiofálicos y soldadinescos
sus chistes sangrientos lo han depravado.

Cuando se agoten sus chimós gargálicos
¿cómo vivir, oh corazón robado?
llegarán con sus estribillos báquicos;
cuando se agoten sus chimós gargálicos
sentiré sobresaltos estomáquicos,
yo, el del corazón despedazado.
Cuando se agoten sus chimós gargálicos
¿cómo vivir, oh corazón robado?

Poema2
El mal

Mientras que los gargajos rojos de la metralla
silban surcando el cielo azul, día tras día,
y que, escarlata o verdes, cerca del rey que ríe
se hunden batallones que el fuego incendia en masa;

mientras que una locura desenfrenada aplasta
y convierte en mantillo humeante a mil hombres;
¡pobres muertos! sumidos en estío, en la yerba,
en tu gozo, Natura, que santa los creaste,

existe un Dios que ríe en los adamascados
del altar, al incienso, a los cálices de oro,
que acunado en Hosannas dulcemente se duerme.

Pero se sobresalta, cuando madres uncidas
a la angustia y que lloran bajo sus cofias negras
le ofrecen un ochavo envuelto en su pañuelo.

[Sección «Huella Poética » bajo la dirección de Mireya Guzmán Burgos escritora de nacionalidad española. @mireyaguzmanburgos]

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