Se cumplen 38 años del terremoto que destruyó San Salvador
Redacción: Isaac Ramírez
ENNews- El terremoto ocurrido el viernes 10 de octubre de 1986, a las 11:49 am, es registrado como uno de los más devastadores que ha golpeado a El Salvador. Según reportaron las autoridades, el sismo fue provocado por un movimiento horizontal de las fallas ubicadas bajo San Salvador, con una profundidad estimada entre 9.9 y 10.
Este evento telúrico, con una magnitud de 5,7, dejó un saldo trágico de 1.530 fallecidos, 10.000 personas heridas y cerca de 200.000 damnificados. Además, las pérdidas económicas se calcularon en alrededor de $1,031 millones. En comparación, antes de esta catástrofe, el terremoto del 3 de mayo de 1965, con una magnitud de 6.0, había sido el más letal, con 125
El epicentro del sismo se ubicó al sureste de San Salvador, en la zona entre los municipios de San Marcos y Santo Tomás. La mayor cantidad de daños se registró en la zona metropolitana de la capital. El hipocentro, es decir, el punto subterráneo donde se originó el terremoto, se localizó a una profundidad de aproximadamente 10 kilómetros, lo que lo convirtió en un sismo relativamente superficial, aumentando así su impacto en la superficie.
El terremoto de 1986 dejó profundas cicatrices en la infraestructura del país, sobre todo en la capital, San Salvador, donde la mayoría de los edificios no contaban con medidas sísmicas adecuadas. El colapso del edificio Rubén Darío, frente a las oficinas del antiguo ANTEL, se convirtió en uno de los emblemas de la devastación. Muchas otras construcciones, tanto residenciales como comerciales, también sufrieron graves daños o colapsaron, agravando la crisis humanitaria. Las escenas de destrucción y caos en las calles de la capital reflejaron la magnitud del desastre.
Aparte de las pérdidas humanas y materiales, las secuelas del terremoto fueron amplificadas por las constantes réplicas. Los 2,745 temblores que siguieron al evento principal mantuvieron a la población en un estado de alerta permanente. Las 700 réplicas que se sintieron en todo el país generaron pánico, mientras las autoridades se movilizaban para atender a los afectados y evaluar los daños. Este desastre subrayó la urgente necesidad de revisar los códigos de construcción en El Salvador y prepararse mejor para futuros eventos sísmicos.
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