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El Vaticano ultima detalles para el Cónclave que inicia el 7 de mayo

Redacción : Oscar Cruz

(ENNews)—La Ciudad del Vaticano y Roma se preparan intensamente para la apertura del Cónclave que comenzará este miércoles 7 de mayo, en el que 133 cardenales electores escogerán al sucesor del Pontífice emérito. Este evento, de gran trascendencia para la Iglesia Católica, ha atraído la atención de miles de fieles, periodistas y turistas, que ya colman las inmediaciones de la Plaza de San Pedro.

Mientras tanto, los 170 cardenales presentes (132 electores y 38 no electores) participaron el lunes en la undécima congregación general preparatoria. En ella, 20 cardenales tomaron la palabra para abordar diversos temas de preocupación global y eclesial, entre ellos los conflictos armados, las migraciones y el papel de la Iglesia en el acompañamiento espiritual a los desplazados. La reunión, que se extendió entre las 17:00 y las 19:00 horas, también puso el foco en la figura deseada del nuevo Papa: un “Pontífice pastor”, cercano, dialogante y capaz de tender puentes entre culturas y religiones.

En paralelo a las deliberaciones, la ciudad de Roma ya vive el ambiente precónclave. Una decena de pantallas gigantes han sido instaladas para la ocasión —cuatro en la Plaza de San Pedro y seis a lo largo de la Via della Conciliazione—, preparadas para retransmitir el histórico momento en que se anuncie la elección del nuevo Pontífice, tras la emblemática fumata blanca.

Voluntarios, peregrinos y curiosos caminan por los alrededores del Vaticano en busca de un lugar privilegiado. Algunos, como Manuel, aseguran que el Papa podría ser elegido el viernes; otros, como una pareja de turistas asturianos que celebran su cumpleaños en Roma, confiesan no haber venido por el Cónclave, aunque se maravillan con la Basílica de San Pedro y el valor artístico de la Capilla Sixtina, actualmente cerrada al público.

Secreto absoluto y logística rigurosa

Además, el lunes por la tarde también juraron secreto absoluto más de un centenar de personas encargadas del apoyo organizativo del Cónclave: desde cocineros y chóferes hasta técnicos y personal sanitario. Al igual que los cardenales, están obligados por el Código Canónico a guardar la más estricta confidencialidad, bajo pena de excomunión.

En cuanto a los cardenales enfermos que no puedan acudir a la Capilla Sixtina, el Vaticano ha aclarado que, si se da el caso, tres cardenales llamados infirmarii serán los encargados de recoger sus votos y trasladarlos de forma segura para garantizar su participación en la elección.

El Cónclave comenzará oficialmente el miércoles 7 de mayo. Para que uno de los candidatos sea elegido Papa, necesitará alcanzar una mayoría cualificada de dos tercios: es decir, al menos 89 votos entre los 133 electores.

Las votaciones se realizarán en la Capilla Sixtina en sesiones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Si tras tres días no se ha alcanzado un consenso, se hará una pausa para la oración y el diálogo. Este patrón se repetirá hasta tres veces, y si después de siete rondas más aún no se elige Papa, se pasará a una última votación entre los dos candidatos con más votos. En esta etapa final, ambos quedan excluidos del derecho a voto.

Cada votación se rige por un ritual detallado. Los cardenales reciben una papeleta rectangular con la inscripción «Eligo in Summum Pontificem» (“Elijo como Sumo Pontífice”) en la parte superior, donde deben escribir el nombre del elegido. Uno a uno, en orden de precedencia, se acercan al altar, juran que su elección se hace en conciencia, y depositan la papeleta en la urna.

Los escrutadores (también elegidos por sorteo) leen en voz alta cada voto, anotan los resultados y, tras el conteo, ensartan las papeletas en un hilo que se guarda como medida de seguridad. Luego se queman junto a productos químicos para generar el humo: negro si no hay elección, blanco si hay nuevo Papa.

La atención del mundo, puesta en una chimenea

Desde el inicio del Cónclave, todas las miradas estarán puestas en la chimenea de la Capilla Sixtina. Será ella la que anuncie al mundo, con humo blanco, que la Iglesia ya tiene un nuevo líder espiritual. Hasta entonces, el Vaticano mantendrá en secreto absoluto los nombres, las discusiones y los resultados internos de cada jornada.

La elección del próximo Papa no solo definirá el rumbo de la Iglesia Católica para los próximos años, sino que también marcará un momento crucial para los millones de fieles que esperan un líder renovador, cercano y capaz de afrontar los desafíos del mundo contemporáneo.

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