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Ucrania ataca al puente de Crimea como un golpe estratégico a Moscú

Redacción: Abigail Rivera

(ENNews)—Este 3 de junio, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) ejecutó un audaz ataque con explosivos submarinos contra el puente de Kerch, que conecta la península de Crimea con Rusia. Esta infraestructura, inaugurada en 2018 por el presidente ruso Vladimir Putin, ha sido un símbolo de la anexión de Crimea por parte de Moscú en 2014. Según las autoridades ucranianas, la operación, que se había estado preparando durante meses, logró dañar gravemente los cimientos de esta importante construcción de 19 kilómetros de largo.

De acuerdo con medios internacionales, el SBU informó que se utilizaron 1.100 kg de explosivos submarinos en la ofensiva, destacando que este ataque no causó daños a civiles. Sin embargo, advirtieron que el uso del puente ya no es seguro.

En un comunicado, el SBU afirmó: «Hemos atacado el puente de Crimea dos veces, en 2022 y 2023. Hoy, continuamos esta tradición bajo el agua». Además, publicaron un video que muestra la explosión cerca de uno de los pilares del puente, lo que subraya la efectividad de la operación.

El teniente general Vasyl Malyuk, jefe del SBU, supervisó personalmente la planificación y ejecución del ataque. En declaraciones a la prensa, Malyuk enfatizó que el puente es un «objetivo legal» debido a su uso por parte de Rusia para abastecer a sus tropas. «Dios ama a la Trinidad, y el SBU siempre termina lo que empieza», afirmó, reafirmando la determinación de Ucrania en su lucha contra la invasión rusa.

Sin embargo, la respuesta de Moscú no se hizo esperar. Poco después del ataque, las autoridades rusas anunciaron que el tráfico en el puente había sido reanudado, desestimando la magnitud del daño. Además, blogueros militares rusos, considerados fuentes de información clave en el país, calificaron la operación como un «fracaso», sugiriendo que se había llevado a cabo con un dron marino.

Este ataque se produce en un contexto de intensificación de las ofensivas ucranianas. En los días previos, Ucrania había lanzado la denominada «Operación Telaraña», un asalto aéreo de gran envergadura contra varios aeródromos militares rusos, a miles de kilómetros de su territorio. Durante esta operación, se utilizaron drones para destruir o dañar bombarderos rusos de largo alcance, capaces de transportar ojivas nucleares.

El Comité de Investigación estatal del Kremlin también se pronunció sobre los recientes ataques ucranianos, que incluyeron asaltos a otros dos puentes ferroviarios en Rusia. Según el organismo, estos ataques estaban planeados contra cientos de civiles y resultaron en la muerte de siete personas y 113 heridos, incluidos niños, cuando dos trenes se estrellaron en las regiones rusas de Kursk y Bryansk.

La escalada de hostilidades entre Ucrania y Rusia refleja un cambio en la narrativa de la guerra, especialmente en un momento en que el Ejército ucraniano parece decidido a demostrar su capacidad ofensiva. A medida que las fuerzas ucranianas continúan sus ataques, se hace evidente que están buscando desmentir la percepción de que tienen pocas cartas en este conflicto, una idea que fue promovida por la administración de Donald Trump.

El ataque al puente de Crimea no solo representa un golpe estratégico para Moscú, sino que también subraya la resiliencia y determinación de Ucrania en su lucha por recuperar su soberanía. A medida que la guerra avanza, el futuro de la región sigue siendo incierto, pero la capacidad de Ucrania para llevar a cabo operaciones audaces sugiere que la resistencia no se detendrá.

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