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Economía de EE.UU. en recuperación lenta tras fuerte “golpiza” del Covid-19

Pero la economía no está siquiera cerca de recuperar la salud que tenía antes que la pandemia paralizase el país en marzo.

(EN News) El Congreso de Washington continúa estancado en las gestiones para proveer más ayuda a decenas de millones de personas que quedaron desempleadas, a gobiernos locales y estatales cuyos ingresos se han reducido drásticamente por la pandemia del coronavirus.

Cada semana, aproximadamente otro millón de estadounidenses solicitan apoyo por desempleo, una profunda inseguridad laboral no vista en ninguna semana durante lo peor de la Gran Recesión del 2007 al 2009.

Los economistas dicen que debido a que muchos negocios han reabierto sus puertas y los consumidores han empezado a gastar más, el panorama comienza a mejorar, aunque intermitentemente.

Pero seguramente las cicatrices persistirán tras el catastrófico trimestre abril-junio, cuando, de acuerdo con el gobierno, la economía se desplomó a una tasa anualizada de 31,7%, por mucho la peor contracción trimestral desde que se comenzaron a compilar esos datos en 1947.

Algunas industrias, especialmente las relacionadas con viajes, hoteles y restaurantes, podrían seguir en apuros durante años.

Y aunque el número de nuevas infecciones de coronavirus ha estado declinando, la amenaza de un resurgimiento grande persiste, en especial ahora que los estudiantes regresan a las aulas. Los consumidores, cuyos gastos impulsan la mayor parte del crecimiento económico, y los economistas que lo analizan ciertamente se muestran pesimistas sobre las perspectivas de un regreso a la prosperidad.

“Mientras sigamos viendo brotes de infecciones, las interrupciones a las actividades continuarán, especialmente en los sectores expuestos a las reglas de distanciamiento social», dijo Rubeela Farooqi, especialista en economía estadounidense de la consultoría High Frequency Economics.

“El riesgo de que los negocios fracasen por cierres reiterados es alto, y la probabilidad de pérdidas permanentes de empleos aumenta con cada confinamiento, lo que pudiera resultar en un daño permanente al mercado laboral y la economía».

El Conference Board, un grupo de investigaciones de negocios, reportó esta semana que la confianza del consumidor ha caído a sus niveles mas bajos desde el 2014.

Y en un sondeo dado a conocer esta semana por la Asociación Nacional de Economía Empresarial, dos terceras partes de los economistas encuestados dijeron que pensaban que la economía de Estados Unidos sigue en recesión. Casi la mitad indicaron que no esperaban un regreso a los niveles pre-pandemia hasta mediados del 2022.

Ochenta por ciento dijeron que la posibilidad de que cualquier recuperación vaya a ceder paso a una recesión “de doble caída” —en la que a la recesión le sigue un breve crecimiento, para luego caer otra vez— es de 25% o mayor.

Esta primavera, la economía se desplomó cuando millones de negocios cerraron de repente y los consumidores se quedaron en casa para evitar infectarse.

Las empresas eliminaron más de 22 millones de empleos en marzo y abril, lo que fue un récord, por mucho.

Desde entonces, el mercado laboral y la economía han estado recuperándose conforme los negocios reabren lentamente. Las gestiones de la Reserva Federal para mantener las tasas de interés muy bajas han ayudado a impulsar un alza récord en Wall Street.

Las ventas de viviendas han subido, gracias a tasas sumamente bajas en las hipotecas y demanda acumulada. Y un resurgimiento en la producción de automóviles ha impulsado la industria estadounidense.

En conjunto, las empresas añadieron casi 9,3 millones de empleos en mayo, junio y julio. Aun así, la tendencia ha remplazado apenas 42% de los puestos de trabajo perdidos en marzo y abril. Más de 27 millones de personas siguen recibiendo alguna forma de ayuda por desempleo.

Tras aprobar un enorme paquete de rescate financiero en marzo, el Congreso no ha conseguido llegar a un acuerdo sobre la asignación de más ayuda para los desempleados y para los gobiernos locales y estatales.

La expiración del pago federal semanal de 600 dólares por desempleo — crucial para ayudar a los desempleados a sobrevivir la crisis — ha dejado a muchas familias sumidas en la desesperación.