A los vasallos puritanos que intentan mutilar la idea

Debemos ampliar el criterio transformador para lograr ser autosuficiente, autónomo, honorable e independiente, distante de las fuerzas oscuras que atan el alma, oscurecen la razon de ser e impide sentirse libre

Por Alexander Campos, literato y columnista de opinión EN News

(EN NEWS) Hay muchas cosas que aún a mi edad no logro comprender en el campo del arte, en especial en la literatura y más específico en la poética, ya que tantos llamados «creadores», digamos poetas, pecan de puritanos.

Por ejemplo: en los círculos, grupos, asociaciones o sociedades que conforman, quienes implementan e imponen las reglas de participación, no quieren que se aborden temas relacionados con la política, la religión, lo erótico, por mencionar algunos; entonces me surge la inquietud – si no es un autor/creador quien hace un análisis veraz de las diversas circunstancias que detractan la vida de los pueblos.

A quién entonces se asigna la competencia, a quién se le hace el encargo del abordaje de este tipo de temas, que indudablemente vendrán a enriquecer e ilustrar la formación general de las sociedades; por tanto, reitero mi pregunta ¿quién lo hará? ¿cuándo se hará? ¿sobre quién se descargará la responsabilidad de instruir sobre estas actividades sociales? o ¿como se ampliará el marco referencial que fundamente el crecimiento cultural o humano de las sociedades?.

Ante tal hecho se deduce que este tipo de propuestas o delimitaciones por parte de estos puritanos impúdicos, no llevará a un buen término en la conformación de la escala de valores; no querer o no poder entender que el pensamiento y la palabra son imprescindibles herramientas que generan la brillantez humana, eso es rayar con una postura ridícula-mezquina desde todos los puntos de vista.

Por qué querer condicionar a un ente creativo, ingenioso, propositivo a que deslinde su acervo artístico hacia determinados temas (que si bien es cierto son de interés o de importancia para la formación de la conciencia) pero por otro lado reducen las posibilidades de análisis y crítica.

Asimismo, prohiben imperativamente un abordaje más amplio de aspectos primarios de la vida, entonces este tipo de propuestas se tornan absurdas, ridículas o de mala saña (puede ser que amparándose en este tipo de medidas se intente apagar la voz de quienes no comulgan con sus anacrónicas ideas).

Por favor, señores, déjense o aléjense del morbo, no fantaseen con la falsa empatía del conocimiento o los ridículos planteamientos fuera de todo contexto, pongan los pies sobre la tierra; entiendan de una vez por todas que el artista es una clase de ser con características muy propias, muy genuinas en cuánto a la sensibilidad interior se refiere (llámese psicológica, emocional, espiritual).

La naturaleza de su acusiosidad, de su introspección, su interés por formar una conducta más razonante y razonable, es un cometido propio en el linaje genético de este, aspectos que le permiten inducir a otros seres a apreciar nuevos ángulos de importancia en el escalonamiento social, económico o político, dado que este triángulo de valores forma parte del crecimiento cultural/intelectual de cada ciudadano.

Ya es tiempo que reconozcan lo absurdo de sus limitaciones mentales y se abran (?? ?? ??? ?? ???????? ????????? ?? ??????????? ?? ??? ???????) a un mundo más activo, más amplio que induzca al más cercano desarrollo que los grupos sociales aspiran alcanzar.

Váyanse al diablo con sus teoremas, vájense, revienten la burbuja de las fantasías y los detractivos delirios; comiencen a entender que para cambiar el rumbo de este mundo decadente (dirigido por individuos que solamente piensan en su beneficio y anteponen el aspecto económico a todo, generando con ello un empañamiento de la visión general de los rubros humanos).

Surge, por tanto, la necesidad de proyectar la existencia hacia horizontes propositivos… nutritivos en la idea. Se hace imperante y necesario romper la tosudez mental y apostarle a una formación más integral y de hecho más universal del ser, para no tragarse la responsabilidad de obstruir lo que por derecho humano nos corresponde hacer:

Vivir para enseñar, para ampliar el criterio y transformar la conducta sobre una base de solidez que lleve a la transformación espiritual (Ausente en todo lo posible de los dogmas que impone la religión), para lograr ser autosuficiente, eficiente, autónomo, honorable e independiente, distante de las fuerzas oscuras del alma y oscurecen la razón de ser y de sentirse libre.

 

Alexander Campos
SS1200200920.

 

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