CUANDO LOS PERICOS PASAN…!!!
Así lo dijo nuestro “poeta-niño”, el bien recordado, Alfredo Espino, frase célebre que se constató durante la presente pandemia.
(EN NEWS) No, no todo ha sido tragedia, ni pérdidas, la ganadora de esta hecatombe sanitaria, ha sido la naturaleza, que ha recuperado su espacio, el que nosotros le habíamos usurpado desde hacía varios años, y no sólo en El Salvador, sino en varias partes del mundo.
Desde que la pandemia del Covid-19 arrodilló al mundo entero, desde finales de 2019, a los ricos y a los pobres, porque no ha tenido preferencia de clases sociales, ellos, los amos y señores de la naturaleza, los animales, comenzaron a irrumpir en zonas pobladas, pero desoladas por el confinamiento forzoso para no contraer la mortífera enfermedad.
Venados y otros animales silvestres husmeando por las calles vacías de vencindarios en algunas colonias del occidente de San Salvador, podían verse libres, holgados y desenfadado.
Los pericos también hicieron su triunfal entrada a la ciudad capital, surcando los cielos con su icónico graznido, que no los deja pasar desapercibidos, como en una alborada para celebrar su retorno.
Es una bandada de pequeños pilluelos verde turquesa -popularmente conocidos como Catalnicas-, que, durante la capital salvadoreña estuvo desolada, se afianzó de árboles de los céntricos parques “Gerardo Barrios” y “Francisco Morazán”, en los que pernoctan.
Su intenso alboroto, juguetonería y sus acrobacias aéreas, deleitan a los transeúntes y a aquellos que deciden reposar en los arriates de ambos centros recreativos, abiertos en los últimos días, dentro del Plan de Reapertura Económica.
Allí pasan desde el atardecer, acariciándose, agarrándose -no de las greñas-, sino de las plumas, buscando el espacio entre las ramas y tupidas hojas que les cobijarán durante la noche.
Como dijo nuestro poeta-niño, el bien recordado, Alfredo Espino, “… cuando los pericos pasan…”.