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Apuntes para el 28F: Abstención

Solo 7 de cada 100 ciudadanos que no creían en pajaritos preñados, pero estaban enojados, hubieran salido a votar, Bukele no habría ganado en primera vuelta la elección.

Por Salvador Samayoa

(EN NEWS) —Lo hemos visto tantas veces, pero mucha gente todavía no se entera: en tiempos de apatía y frustración, la elección la decide la abstención. Les voy a contar dos cuentos que todos conocen, pero contados ahora con otra intención.

Primer cuento: Venezuela en tres párrafos. El coronel Hugo Chávez, que en paz descanse, tomó posesión como flamante presidente de Venezuela el 2 de febrero de 1999.

Los venezolanos decidieron que estaban hartos de los partidos tradicionales que habían gobernado el país los últimos 40 años, desde 1959. Si le parecieron muchos los 30 años de ARENA y FMLN en El Salvador, pues allá fueron 40, de Acción Democrática y COPEI.

El 25 de abril del 99 convocó a un referéndum consultivo y en la pregunta no hubo engaño: “convoca usted a una Asamblea Constituyente con el propósito de transformar el Estado?”. La abstención fue bien alta y ganó el sí, con 29.8% de los venezolanos aptos para votar.

Ni corto ni perezoso el coronel, sabiendo que las mayorías coyunturales se pueden desvanecer, a los 3 meses realizó las elecciones para diputados a la Asamblea Constituyente, y otra vez los que no eran chavistas se volvieron a abstener.

El 25 de julio de ese año, con solo 26.9% de los electores a favor, el Polo Patriótico de Chávez ganó 121 de los 131 diputados.

El 17 de noviembre se aprobó la nueva Constitución Bolivariana. El 19 de diciembre se ratificó y el 20 se promulgó.

En menos de 8 meses los venezolanos perdieron su prosperidad y su libertad. En 1999 Venezuela producía 3.5 millones de barriles diarios de petróleo. Ahora no llega a un millón. El PIB per cápita antes de Chávez era $4,000; el año pasado fue de $600, un retroceso de 70 años. Datos puros y duros. Y todavía no hay forma de sacarlos del poder.

Segundo cuento: El Salvador en tres párrafos. Nayib Bukele ganó la elección presidencial hace dos años con una participación de 51.88% del padrón electoral.

En comparación, Tony Saca ganó en 2004 con una participación de 67.3% del padrón, Funes en 2009 con 62,9% y Sánchez Cerén con 60.8% de participación.

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En otras palabras, Bukele ganó con 53.10% de los votos válidos, equivalente al 27,5% de salvadoreños aptos para votar. Como porcentaje del padrón, la de 2019 fue una gran abstención. El voto de Bukele se expresó masivamente, mientras una gran parte del voto de oposición se quedó en casa masticando su descontento y frustración.

Si solo 7 de cada 100 ciudadanos que no creían en pajaritos preñados, pero estaban enojados, hubieran salido a votar, Bukele no habría ganado en primera vuelta la elección. Es aritmética simple, y no hablamos de 7% del padrón, que hubiera sido una cantidad mucho mayor, sino del 7% de los que no salieron a votar. Así de importante es la abstención. Esta vez, amigo lector, piénselo mejor.