Necesitamos menos Buitres y más Colibríes para un mundo mejor
Sonia Salinas
Periodista, Publirrelacionista
y Catedrática universitaria.
(soniasalinas.10elsalvador@gmail.com)
Me detuve un día de estos, a leer un texto literario que me llevó a conocer algunas de las especies de la Fauna que vive en los desiertos; y pude identificar la diversidad que de ellos habita en lo inospito de esos lugares.
Y entre esa diversidad me llamó la atención dos especies: El Buitre y el Colibrí; quienes se caracterizan por ser definidos en seleccionar minuciosamente los alimentos que comen; sin importarles las consecuencias que ello les implique conseguirlos.
Puesto que, uno de ellos solo come cosas muertas, y el otro solo cosas vivas; y así estas dos especies subsisten en ese hábitat desértico.
El Buitre por su parte, es quien escudriña en ese “mar” de arena, buscando lo inerte y putrefacto para poderse alimentar y seguir viviendo en la aridez de ese ambiente muerto.
En cambio el Colibrí, busca minuciosamente en el desierto, lo poco que ahí tiene vida para poderse alimentar.
Y así, esas dos especies viven en lugares áridos; donde uno se alimenta de todo lo muerto y el otro de todo lo que tiene vida.
Esta observancia me trae a reflexión la analogía que, sobre esta realidad de la vida animal, también se puede hacer de algunos seres humanos; donde muchos viven empeñados en escudriñar lo inservible, inerte y putefacto; según ellos para darle “vida” y como tal viven resignados navegan en el “desierto” de la existencia, sin clasificar ni depurar lo que toman para sí a través de sus sentidos; ya que viven buscando desesperadamente lo que no ofrece un presente ni un futuro prometedor a sus vidas ni para las personas de su entorno.
Sin embargo, otro grupo de personas, virtuosas de valores y principios; buscan con paciencia y sabiduría todo lo que tiene vida próspera, para alimentar con ello su esencia humana y multiplicarlo a través de sus acciones para ponerlo al servicio de los demás.
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