Memorias periodísticas ¡Felicidades colegas!
(EN NEWS) —Mujeres con micrófono en mano o con una pequeña grabadora, otras con un lente fotográfico para captar el momento preciso; sin faltar la libretita para apuntar: son los recuerdos que tengo de mis colegas periodistas en el tiempo que fui reportera de televisión. Siempre ávidas por conseguir la primicia, valientes al estar en el lugar de los hechos, certeras al relatar o escribir y bajo presión, grandes al tener la imagen que hablaba; mis honores para todas porque nos ganábamos, de forma merecida, la medalla del respeto y admiración en un mundo de comunicaciones que había sido dominado por personas del sexo masculino. Esto fue a mediados de la primera década de los dos mil.
Comienzo hablando de las mujeres porque se del sacrificio que hacen muchas, por no decir la mayoría, al ser también jefas de su hogar, realizar mil tareas en sus casas; y además, dar su mejor esfuerzo por la carrera que escogieron.
Siempre he reconocido que al trabajar en televisión, mis maestros fueron mis compañeros camarógrafos, excelentes todos y maravillosos seres humanos a quienes les guardo un gran cariño; porque crear un buen equipo siempre deriva en noticias que cumplen la meta de informar y educar. Ingenuamente alguna vez pensé, que el tener un título bajo el brazo me garantizaba saber todo en materia periodística ¡para nada! Enfrentarse a la realidad es muy diferente a sacarse buena nota en un parcial. Mi gratitud eterna para todos los que alguna vez me dieron su mano y colaboraron en mi formación profesional.
Antes de ser reportera fuí redactora de un periódico, en aquel tiempo, de gran circulación. Recuerdo que mis mentores siempre me decían, “lea, lea mucho, nunca deje de leer y escribir”. Algo que hacía desde pequeña, pero en ese tiempo por el afán de escribir y redactar bien, aumenté, casi de forma inconsciente, mi sed por la lectura. Grandes lecciones y prácticos consejos recibí en ese lugar en donde nació mi realización profesional.
Se que los tiempos han cambiado y las redes sociales hoy nos facilitan todo, y obtenemos la información con rapidez. Sin embargo, considero que los principios básicos para mantener una ética periodística se mantienen. Culturizarse, leer, culminar los estudios superiores y actualizarse son claves para alcanzar el éxito.
Ahora bien, al cambiar de faceta en este amplio campo del periodismo y empezar a trabajar en comunicación institucional, nos hace obtener una visión diferente de lo que sucede en nuestra realidad, y puedo afirmar con certeza que la experiencia recopilada en un medio de comunicación es valiosísima…tener ese “olfato periodístico” nos da un plus que resulta ser una ventaja en muchas de las funciones.
Además, el mundo es cambiante y como dicen, parece una “rueda de la fortuna” y a veces se está arriba y otras abajo; y nadie es eterno en un trabajo ni en un puesto. En este sentido, hay una realidad innegable: muchos periodistas pueden ser removidos, cesados o ubicados en otro lugar dentro de la misma empresa.
La calma y confianza en Dios son esenciales para no caer en la desilusión. Y con mucho respeto tocaré otro aspecto: a manera de sugerencia desde que se empieza en esta profesión que, de cierta manera, convierte a los periodistas en “figuras públicas” no hay que vanagloriarse; pues cuando la vida da golpes de este tipo, hay que recibirlos con firmeza y nuestro escudo debe ser la humildad… y nadie puede herir a un ego vacío, y claro que hay que autovalorarnos pero sin presunción. Hay que alimentar nuestra alma de lo que realmente es valioso como lo espiritual, y desechar en todo momento el orgullo.
Dios siempre brinda las oportunidades y conoce los corazones y anhelos. El talento, la experiencia, la perseverancia siempre vuelven a abrir una vía para que la vena periodística, que todos los que escogimos esta profesión tenemos, siga latiendo e inyectando vida a los comunicadores/periodistas.
Este día, se recordará la frase del gran maestro y escritor Gabriel García Márquez, de que “el periodismo es el oficio más lindo del mundo”. Correcto. Solo que yo con todo respeto, le agregaría que también es una profesión que hay que dignificar a diario, que siempre hay maneras de reinventarse y no hay que dejar de ser sensibles ni empáticos. No perdamos de vista el camino que una vez escogimos. ¡Felicidades colegas, me siento tan orgullosa de pertenecer a este gremio!