Me decía –oye, hommie, querés unirte

Cada día de la infancia me la paso entre crack y orgías,

La sangre manchaba mi alma cada día,

Escucho voces en mi cabeza,

Mis demonios son las personas que maté–.

Respondí al pacto con el diablo –simón, carnal–

Dos palabras que cambiaron mi rumbo.

–Sabe, hommito, no lo haga, no se dentre a la clica,

Supérese, no se mate la mano desgüachipando gente,

No se gane la vida con miedo, perrito.

¡Hágale huevos a esa mierda!, No deje de estudiar.

¡Nambe, perro!, Yo quisiera ser y tener como vos

La oportunidad de cambiar mi arma por un libro,

Pero sabe, hommie, yo lo quiero, perrito,

No dejaré que se meta a la clica, buscame cuando tengas necesidá–

Ahora solo llevo al man de los tatuajes vandálicos en mi memoria,

Lo mataron en pelea de territorio,

Fue un buen hermano, solo me queda rezar por él

Y poner al “Smile” en los agradecimientos de mi tesis.

(José Enrique Rivas de nacionalidad salvadoreña, nacido en el año 1996).