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La autenticidad de contenido del mundo artístico difundido en redes sociales

Written by: Licda. Dacxilia S. Deras, Artista visual y escritora-colaboradora EN News

En una de esas largas conversaciones con algunos compañeros de las artes esto nos hace recordar que hace ya más de 80 años desde que José Ingenieros, el pensador argentino, desde la dirección de la revista de Filosofía, hiciera conocer sus múltiples ensayos reveladores de una pasión por la ciencia con una ética social acentuada. Habla sobre una de las condiciones más abominables del hombre: La Mediocridad.

Todos deberíamos prestar atención al ensayo de este pensador, titulado “El Hombre Mediocre” incluso pienso debería ser obligación que los jóvenes de hoy en día le dieran lectura como parte de su formación curricular. Ingenieros nos dice: “Su característica (la del hombre mediocre) es imitar a cuantos le rodean: pensar con cabeza ajena y ser incapaz de formarse ideales propios”.

Recordando entonces, su famosa frase celebre “El que aspira a aparecer renuncia a ser” nos pone en contexto para el articulo de hoy. Bien, si tu respuesta a la siguiente pregunta con es totalmente afirmativa, déjame decirte que no eres la primera ni la última persona que ha sido afectado por el plagio de contenido en las redes sociales.

¿Te ha pasado que has dedicado muchas horas elaborando tus propias ideas de contenido para promocionar tu arte o marca personal como artista, y en cuestión de un pestañeo alguien publica algo muy similar a ti? El mundo de las redes sociales dentro de cualquier campo se vuelve propicio y tentador para darle rienda a suelta a la poca originalidad, es más cómodo tomar las ideas de otros y aplicarlas a lo propio.

En ese sentido, si nos enfocamos y observamos qué está pasando en el entorno artístico, encontraremos infinidad de estos sucesos.

¿Entras a una cuenta de alguien que te parece muy popular y autentico, y luego ves otra cuenta que tiene las mismas características en sus producciones y diseños artísticos visuales y de texto, entonces te preguntas, quien fue primero? Ya no sabes entonces a quien seguir.

Un escenario realmente común y cotidiano. Pienso, esto realmente se esta yendo de las manos. Y pues, nadie quiere ver sus ideas “bebes” en manos de alguien más.

En una breve reunión con algunas compañeras en un taller de liderazgo una de ellas dijo que prefería no compartir sus mejores ideas por miedo a que se las robaran. La entendí porque, así como ella, muchos emprendedores y generadores de contenido tenemos miedo a que los amigos de lo ajeno nos roben nuestras ideas.

Porque son nuestras pequeñas bebés, pues han sido trabajadas para ser únicas, especiales y sobre todo nuestras. Algunos le podrán llamar “egoísmo” a ese sentimiento de no permitir que otros obtengan el crédito por ellas.

¿Sin embargo, a quien le gustaría que le plagiaran sus invenciones? Aquí aparece otro factor muy importante a tomar en cuenta: El respeto por el trabajo creativo de otros.

Ahora bien, la verdad es que desde que decidimos publicar nuestro contenido en internet estas cosas pueden ocurrir. ¿Qué podemos hacer al respecto?

Desarrollar un estilo propio. Diseñar y escribir con tu propia voz es más difícil para que el que quiere robar tu contenido y hacerlo pasar como propio.

Firmar todo lo que elabores. Otra forma de proteger lo que hacemos es firmar todo, blog, post de Instagram, utilizar el logo correspondiente etc. Puedes usar un plugin llamado Copyright Proo.

Para darte cuenta si alguien esta copiando tus contenidos de blog. Activa las alertas de Google. Un servicio de Google creado para crear alarmas sobre temas específicos y recibir una notificación en tu email cada vez que se publica alguna información relacionada con ese tema.

Ten por seguro que te avisara en caso de que se publique un párrafo similar. Usar detectores de plagio. Estas son algunas de las páginas que yo utilizo para confirmar que no haya plagio o contenido duplicado. Plagirasima.net y Copyscape.

En resumen, las redes sociales hacen un poco más complicado este problema. No es que sean malas, en realidad al saber usarlas dan resultados muy convenientes para promover tu trabajo artístico, pues cada vez que alguien comparte tus publicaciones está acreditando tu trabajo.

El problema es cuando esa mención no fue hecha, o pasa desapercibida, a la pasa por dos o tres personas, al final ya no queda tan claro quién es el dueño de ese contenido: ¿eres tú? ¿Tu amigo? ¿El tío del vecino de la prima que tu abuelo tenía cuando estudiaba en el bachillerato?, es decir, se pierde el protagonismo y el respeto en esa cadena al verdadero creador.

Y el otro es el descarado robo a la luz del día y con todos los poderes, que en ese caso es mejor comunicarse directamente y expresar su inconformidad de manera amable y razonable.

Copiar el trabajo ajeno, es muchas veces la forma más fácil de sobresalir y es gratis. Esto ha sido instaurado desde hace años en nuestro país y en todo el mundo, que el trabajo del artista es gratis, y no merece pagarse. Se ha vuelto una forma de “cultura” de que todo ha de ser gratis. En conclusión, todo parece reducirse a copy & paste. La originalidad escasea.