Las redes sociales como arma de doble filo en la era digital
(EN News)—El uso indebido de las redes sociales puede causar que muchas personas caigan en delitos o sean víctimas de internautas que utilizan esas plataformas para delinquir. Hasta una broma puede llevar a graves consecuencias, según expresan distintas fuentes.
Usuarios de redes en diferentes lugares han sufrido sus efectos, ya que en cuestión de minutos, una publicación se hace viral y puede afectar a particulares e instituciones, como por ejemplo, personajes de la vida pública.
A nivel salvadoreño, es notable que la comunidad salvadoreña emite demasiados juicio de valor en redes sociales cuando se trata de obras de infraestructura que hacen o dejan de hacer personajes de la vida pública como diputados y alcaldes, muchas veces sin ningún razonamiento lógico, pues en ocasiones, expresan opinión sin conocimiento de causa y terminan despotricando.
Generalmente, las opiniones son tan atrevidas que hasta mancillan la vida íntima de las personas, sin ponerse a pensar los comentaristas irresponsables que esto podría abrir espacio a una denuncia de orden judicial por difamación, o injuria, dicen los expertos.
Existe otra situación muy grave en redes sociales y es que las personas opinan hasta de lo que no saben; al punto que a veces toman como conejillo de indias a la clase política reclamando cosas sobre las cuales no están informados y sus opiniones tratan de venderlas como realidades a medias.
Se da también el caso en que muchos cibernautas políticos arremeten contra sus adversarios pintando de color marrón todos los colores partidarios que no le son afines, e intentan hacer creer a la población que el único partido idóneo para gobernar es el suyo.
En otros casos señalan a políticos sobre ciertas competencias intituciomales que no les corresponden; a tal punto que confunden las atribuciones de un diputado versus con las de un Alcalde, un concejal o funcionaroo del gobierno central; para evitar estas aberraciones insultantes deberían informarse bien antes de emitir una crítica irresponsable que genera daño al decoro de una persona, concluyen los expertos.