DOMINGO DE POESÍA
Bruno Trucios, poeta peruano que ya visitó nuestra sección. Presentó recientemente en la librería Vallejo & café en San Isidro (Lima), su primer poemario “Tiempos muertos” de la editorial Caja Negra.Hoy disfrutaremos de dos poemas y un ensayo, contenidos en su ópera prima.
Puedes leer la columna sobre su biografía, si no la leíste, a través de la web, en la sección de “Huella poética ” ➡️ www.ennewssv.com
Visítanos en Instagram @ennews.sv @mireyaguzmanburgos
Por Mirelha
——————-
Poema 1
CONVERGER EN OTOÑO
He llegado a casa a través de las flores
caminando por campos de muertos,
me fui sin despedirme,
me alejé de aquello que amaba,
mi alma se partió en circunstancias ajenas
con la tierra aún húmeda
y el llanto recorriendo las venas.
Mi mar se ha contraído,
te ha negado y yo he muerto,
yo he muerto tantas veces,
como muere el trigo no cosechado,
como muere el otoño sin tu primavera.
abril me espera de nuevo,
he llegado a casa a través de las flores,
mis pies se hunden en la tierra,
fría,
seca,
madura,
he llegado a casa de nuevo,
cristiano y con alguna pregunta,
Yo tuve que saltar sobre el abismo.
¿Y mi piel?
mi piel aún lleva tu nombre.
Este segundo poema del autor peruano, Bruno Trucios, es un homenaje al poeta español de la generación del 27, Federico García Lorca.
Poema 2
PEQUEÑO VIAJERO
Pequeño viajero,
te vas como un poema al viento,
el deseo de morir escapa de su prisión,
las balas apuñalan el alma,
los labios recitan el último aliento,
la palabra herida cae al suelo,
¡Dios, dame consuelo!
las almas tienden a asomarse,
no te preocupas de morir,
no sabes que has muerto.
Pequeño viajero,
sollozando al viejo cerezo,
no hay soledad en los ojos,
tampoco llanto en los labios,
últimos instantes de vida y
sabes bien que
«la poesía no quiere adeptos,
quiere amantes».
Para el alma eterna de Federico García Lorca.
Poema 3
ENSAYO DE ANHELO
Yo no sé nada de la vida,
probablemente ella conoce
más de mí que yo de ella,
esperando transcurrir el tiempo,
silencio en la memoria,
conversaciones del pensamiento.
Yo no sé nada de la vida,
pero aún en esas circunstancias
la abrazo como si fuera el último aliento,
mi mejor amiga,
el alma mía.
Yo no sé nada de la vida,
pero de alguna manera ella me mira,
me aguarda y me espera,
pequeña traviesa,
tan sabia ella.
Yo no sé nada de la vida,
pero en este instante le escribo,
como quien lo sabe todo
y no conoce nada.
Yo no sé nada de la vida,
pero ella me recibe cada día
con un amanecer hermoso
y las manos extendidas,
ya no es posible detenerse
y estoy feliz,
feliz por haberla conocido.
[@mireyaguzmanburgos,
Sección “Huella Poética ” bajo la dirección de Mireya Guzmán Burgos escritora de nacionalidad española. Escribe poesía bajo el seudónimo de Mirelha].