Hablemos con nuestros hijos sobre temas controversiales como las drogas y alcohol
Dra. Margarita Mendoza Burgos en colaboración para EN News
Entre los 13 y los 14 años, la mayoría de los adolescentes de América Latina reconoce que ha probado por primera vez una bebida alcohólica. El promedio es más o menos similar al de otras partes del mundo, sin importar demasiado los controles por restricción de edad en los diferentes países, ya sea para la compra o el consumo del alcohol. Las cifras, obviamente, asustan.
Si bien para muchos representa una declaración de rebeldía, un acto de “jugar a ser mayor de edad” y no pasa de eso, para otros es el inicio de un tortuoso camino a la adicción. Es que a esa edad el cerebro es muy vulnerable. Además, el sistema nervioso central, aún en desarrollo, no puede asumir sin interferencias la ingesta de una sustancia que lo deprime y lo daña. Y entonces el adolescente entra en un laberinto lleno de falsos pasajes que no conduce a otra cosa que a la perdición.
Por eso es tan importante la gestión de los padres. Lo ideal es que durante la adolescencia nuestros hijos no consuman alcohol. Nada. Realmente cuando más tarde en empezar, mejor. Sin embargo, eso sería lo ideal. Pero es muy probable que ellos empiecen antes a interactuar con la bebida, y más aún si lo han visto en nuestro hogar o son presionados -directa o indirectamente- por su circulo de amigos.
Más allá de si se beba o no en la casa, los padres deben abordar el tema con sus hijos desde muy niños y explicar las consecuencias. Mucho más, si en la familia hay bebedores compulsivos con antecedentes y que pueden haber provocado accidentes, intoxicaciones y un sinfín de casos más. Se debe hablar claro, dar ejemplos y conocer a los amigos de sus hijos.
Recuerdo el caso del hijo de una profesora de inglés que tuve. Ella y sus hijos vieron una cartelera que decía “The Hangover”, !pero se puso de todos los colores cuando el hijito le preguntó por el significado de esa palabra!
Muchos recurren al alcohol para vivir experiencias nuevas, sobre todo porque el consumo excesivo deshinibe y es todo una tentación para aquellos más tímidos. Pero bajo esos efectos uno tiende a incurrir en conductas violentas e impulsivas. Según estudios, el consumo de alcohol en adolescentes “se correlaciona con la aparición de problemas familiares, problemas afectivos, problemas relacionales en su entorno y hasta de rendimiento académico”.
Hay otros que recurren al alcohol como símbolo de estatus. Cada vez es más común el caso de jóvenes que entran en la universidad, se intoxican con alcohol y sus compañeros, lejos de ayudarlos lo abandonan a su suerte.
Tarde o temprano comenzarán a beber, es parte de la naturaleza humana y disfrutar de una cerveza o de una copa de vino no está mal, pero es clave que lo haga con moderación y sin presiones
Antes era más probable que los adolescentes hombres bebieran y consumieran alcohol de manera excesiva y peligrosa que las mujeres de su misma edad. Ahora, esa relación se ha revertido. El consumo de alcohol ha disminuido más en los últimos años entre los chicos adolescentes que entre las chicas.
Según la Organización Mundial de la Salud, casi 3 millones de personas en todo el mundo mueren como consecuencia del consumo de alcohol cada año, y los fallecimientos relacionados con el alcohol constituyen el 5% de la pérdida total de vidas en el mundo.De esa cifra, el 13,5 % de las muertes anuales corresponden a jóvenes.
Aquí es importante la educación que uno haya recibido. Y cuanto más directos los padres hayan sido respecto a este tema -lo mismo que sucede con las drogas-, más posibilidades habrá de generar conciencia de la problemática. También influyen las amistades, pero si se le ha educado bien, ellos sabrán elegir mejores amigos y se alejarán de los focos nocivos.