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Cráteres del volcán de San Salvador se mantienen activos

Por: Wilfredo Díaz

(EN News) – Hablar del Volcán de San Salvador, mejor conocido como el Boquerón o Quezaltepec, ubicado a 11 kilómetros de la capital, es recordar la última erupción ocurrida en 1917.

La actividad del volcán, dejó cráteres a su alrededor los cuales se están descubriendo actualmente, esto gracias a la tecnología, investigaciones y estudios geológicos estructurales.

A través de la Geología Estructural, se puede estudiar la historia de las formaciones, posiciones composiciones, dinámica de las rocas, la tierra, volcanes, recursos naturales, energía, minerales, agua y procesos que afectan al medio ambiente.

Con el objetivo de conocer más acerca de los cráteres del Boquerón, viaje hasta el lugar con los docentes y estudiantes de segundo año de la carrera de Ingeniería Geológica de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de El Salvador.

La misión, era escalar, investigar, analizar y sacar muestras de una boca eruptiva o cráter escondido, ubicado en el cantón San Juan los Planes, municipio de Quezaltepeque del departamento de la Libertad.

El viaje se volvió interesante, ya que mientras avanzamos en el transporte de la UES, los estudiante contaban sus anécdotas de vida; al llegar al Complejo de Áreas Naturales Protegidas El Playón, nos esperaba Demetrio Escobar, vulcanólogo del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, para darnos una charla informativa del recorrido al cráter, que ha investigado, por muchos años.

“Desde 1985, estoy investigando el volcán de San Salvador, he descubierto cuatro cráteres, que están alineados y que se vinculan a erupciones más antiguas que a la ocurrida en 1917. Hay un 60% de probabilidad, de que el volcán haga erupción nuevamente logrando activar otros cráteres, que se encuentren en la zona. Esta caldera tiene cien mil años de existir aproximadamente, sin embargo, cuando esta tenía cuatro mil, se tuvo la mayor actividad, dejando un enorme cráter y la estructura del Boquerón”, afirma el ingeniero Demetrio Escobar.

Alrededor de 8 kilómetros se transitan a pie para llegar a uno de los cráteres escondidos del volcán, ubicado en el cantón San Juan los Planes del municipio de Quezaltepeque, departamento de La Libertad.

Los estudiantes, llevan las herramientas de trabajo para escalar el boquerón, la misión apenas iniciaba y ya los veía agotados, se caminó entre veredas pedregosas, la naturaleza, el fuerte sol y un zacate fino, que hiere la piel.

Nos detuvimos a descansar donde se logra ver la laguna de origen volcánico Chanmico, que en náhuatl significa “Lugar de Muertos”, ubicada en el departamento de La Libertad, los lugareños aseguran que tiene forma de corazón y que antes de ser laguna, fue un cementerio precolombino.

Paso a paso fuimos avanzando, hasta llegar al cráter Los Pinos, la estructura volcánica, mide unos 40 metros de profundidad y 25 de ancho.

Son escenas interesantes las cuales solo el que está en el lugar puede apreciar de lo brinda la naturaleza.

Comenzamos a bajar al cráter, mis piernas temblaban, se debe de pararse bien y agarrarse de las piedras o raíces de los árboles, el suelo estaba muy resbaloso, por lo que deslizarse sería algo sencillo. Bajar un cráter, da escalofrío, miedo, un paso en falso, puedes terminar en el fondo.

Al llegar al cráter, parece no estar activo, pero no puedes confiar de él, observó desde abajo hacia arriba, me siento nervioso de ver cómo nos rodea la naturaleza y pensando, que en cualquier momento se puede desprender una gigante roca, como las que nos rodean. El trabajo de los geólogos y vulcanólogos es interesante, sacrificado y arriesgado, se juegan la vida por tenernos informados de una posible actividad volcánica.

Visitar e investigar la historia de la formación de los volcanes y sus cráteres es interesante. Caminar y bajar donde se encuentra la caldera es una experiencia única, cansado pero bonito. Cada momento se vive a lo grande, la carrera de vulcanologia permite estudiar las características de una erupción, la ciencia de la tierra, suelos, plantas, rocas y relieves de cada caldera.

“Cuando termine mi carrera, investigaré las fases del magma del Boquerón y podré sugerir medidas de prevención, seguridad y evacuación a la población”, asegura Carolina Recinos, estudiante de segundo año de Ingeniería Geológica de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de El Salvador.

El volcán de San Salvador, abarca los municipios de Quezaltepeque, San Juan Opico, Colón y Santa Tecla del departamento de La Libertad y el municipio de Nejapa de San Salvador. Es un gigante, que está en reposo, los habitantes que viven sobre él, piensan que hay otros peligros del volcán y que no deben confiarse, pues puede sorprenderlos en cualquier momento, como lo ocurrido el 19 de septiembre de 1982, debido a que un alud de lodo y rocas, bajó de la montaña dejando 500 muertos y 159 viviendas destruidas aproximadamente en Montebello y San Ramón, municipios de Mejicanos del departamento de San Salvador.

Con la nueva carrera de Ingeniería Geológica, que se imparte en la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de El Salvador, se investigan las Bocas Eruptivas, las cuales podrían tener una actividad volcánica. Además, los estudiantes conocen la estructura de ellos, sus fracturas, los sitios débiles del volcán, donde puede presentar un peligro a la población, que habita en sus cercanías. En el lugar se puede ver que hay una serie de centros eruptivos, que estuvieron activados hace miles de años y que siempre fueron dirigidos por la misma zona.

Por el momento, no ha tenido actividad volcánica, pero puede ser uno de los lugares donde podría tener una evolución de actividad por sus fracturas.

Se seguira estudiando, a pesar que su última erupción en 1917, considerando que es reciente y hay que estar pendiente de él.

Llegar al lugar y estar parado en el cráter, donde se originó la erupción es un lujo y arriesgado, pero es el trabajo de los geólogos y vulcanólogos pues deben estar donde se originan las erupciones, recoger muestras para estudiarlas, investigarlas y sacar conclusiones de su actividad volcánica.

Se está intensificando la investigación científica del volcán, más ahora que tiene una actividad turística fuerte, para así fortalecer la carrera, recibiendo apoyo científico y académico por la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo, quienes han donado equipo de primer nivel para hacer estudios petrográficos, gases volcánicos, sismicidad, para realizar investigaciones con docentes y estudiantes. Hay una línea de trabajo a desarrollar, como la hidrogeología, vigilancia volcánica, caracterización petrográfica y mineralogía.

 

“Estas bocas o cráter eruptivas, es un área que forma parte del patrimonio geológico de la región natural, lo cual sería importante llamarlo, Geositios de Interés Científico Mundial, por sus características y que tienen miles de años de existir,” concluye el Doctor, Miguel Hernández, docente y coordinador de la carrera Ingeniería Geológica de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de El Salvador.

Se concluye la visita a los cráteres escondidos del volcán de San Salvador, despidiéndose con aplausos, por el esfuerzo que cada estudiante realizó para llegar al lugar. No fue fácil ni difícil, a pesar que se caminaron 8 kilómetros aproximadamente, entre veredas pedregosas, naturaleza y fuerte calor, para tener muestras de rocas y estudiarlas.

Se caminó hasta llegar a un árbol de Ocote, que despide un olor agradable, muy parecido a los pinos, en el lugar cada estudiante descansa, disfrutando sus refrigerios para agarrar fuerzas y continuar el destino de regreso al Alma Mater y planificar nuevas investigaciones.