Aborto y Darwinismo ¿Qué tienen en común?
En el estado de Nueva York, EE. UU., es perfectamente legal el aborto por cualquier motivo, sin ninguna razón específica o justificación. La madre tiene “derecho” de recibir asistencia para abortar, destruyendo al bebé indefenso que reside en su vientre, hasta las 24 semanas de embarazo.
De hecho, puede abortar hasta los nueve meses de embarazo si el bebé nacerá con la salud comprometida. Los demócratas en el congreso de EE. UU., acaban de rechazar una propuesta de ley que requeriría proveer atención médica a una criatura que sobreviva el aborto. En otras palabras, habrá que dejarla agonizar y morir.
Candidatos demócratas a la presidencia de EE. UU. han prometido que, si ganan las elecciones, harán ley federal el “derecho” de la mujer a abortar.
¿Qué del derecho del indefenso? Enseñamos dogmáticamente en las escuelas, y a través de los medios de comunicación y museos, que el ser humano ha llegado a ser lo que es gracias a “la supervivencia del más fuerte”.
Según Charles Darwin, de acuerdo con su hipótesis de Evolución, las especies más fuertes sobrevivieron y prosperaron al competir agresivamente contra las más débiles, desplazándolas y abriéndose paso en la selva de la vida.
No es de sorprender pues que, la sociedad en EE. UU., hoy en día, abrace el aborto. Se masacra una criatura indefensa, en manos del más fuerte, cuando la vida del bebé se considera una inconveniencia, incomodidad o carga económica. La hipótesis de Evolución impacta profundamente todos los aspectos de la sociedad.
Bajo esa luz, la vida no tiene mayor valor que lo que uno produzca o aporte materialmente.
Como resultado, al bebé no deseado, se le mata.
A los padres o abuelos cuando son ancianos y no pueden valerse por sí mismos, se les abandona en un asilo. Para muchos, en la sociedad egocentrista, hedonista, un bebé, o los padres ancianos, no son una joya que cuidar con amor y agradecimiento; son solo una carga, ¡un obstáculo para la felicidad!
Las Escrituras revelan, sin embargo, que cada ser humano es creación de Dios. David, el profeta y rey de Israel, alabando a Dios escribió: “Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho.” (Salmo 139: 13-14).
Cada persona, cada niño, cada anciano, saludable o discapacitado, ha sido creado a la imagen de Dios. Cada uno es muy especial, y amado aun desde el vientre de su madre.
Tan amado que, Dios entregó a su Hijo Jesús a morir en una cruenta cruz, para restablecer armonía con el ser humano, para gozar comunión eterna con todo pecador que, arrepentido, viene a su Creador.
Hemos sido creados por amor, por Dios y para Dios. Francis Schaeffer escribió en 1981, en “The Christian Manifesto”, del cambio fundamental que ha experimentado la sociedad norteamericana.
¿De qué cambio?
De un cambio de cosmovisión: La sociedad, en lugar de ver la vida a través del lente de la Biblia, como creación especial de Dios, la ve a través del lente de la Evolución.
Según dicha ideología, el Creador no existe, el ser humano es solo un conglomerado de moléculas, careciendo de propósito y de Juez Universal.
En otras palabras, la realidad máxima no es Dios, sino “la materia impersonal, la energía, moldeada en la forma presente por la casualidad impersonal”.
Con la nueva cosmovisión, el hombre se ha elevado a sí mismo como la autoridad máxima de su mundo, escribiendo sus propias reglas, redefiniendo la familia, aprobando el aborto, legalizando la eutanasia, y aplaudiendo el homosexualismo.
Según una encuesta realizada en EE. UU., por la compañía Gallup en el 2015, el 84% de los adultos consideran que la mayor meta de la vida es disfrutarla al máximo.
Claro, si la materia es todo lo que existe, si no hay una vida futura después de la muerte, entonces el placer y la diversión ¡es la meta! Y terminamos diciendo, como el apóstol Pablo dijo que diríamos “¡Comamos y bebamos que mañana moriremos!”.
Qué importante es conocer la verdad.
El camino por el que irá una sociedad depende de la cosmovisión que abrace.
Abra los ojos y vea lo que ya está ocurriendo en Europa y EE. UU., y lo que ha empezado a ocurrir en Latinoamérica.
No es solo el destino de la sociedad lo que está en juego; es el destino de cada ser humano el que está en juego.
¿Qué cosmovisión abraza usted? ¿qué camino sigue?
La pregunta que necesita responderse a sí mismo es: ¿quién tiene la razón: Darwin o Cristo? Considere esto: Darwin permanece en una tumba, Jesús resucitó y vive.
¿En la palabra de quién confía su destino eterno? Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).
El autor de la carta a los Hebreos, en el Nuevo Testamento, escribió que: “Está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio” (Hebreos 9:27).
Esa cita personal nos llegará a cada uno de nosotros. Jesús lo aseguró.
¿Está listo para ese momento en que deba rendir cuentas a su Creador? Jaime Simán, siervo de Jesús © Jaime Siman 2020 – Derechos Reservados. Publicación autorizada al Norteño News.
Escrituras bíblicas tomadas de: La Biblia de las Américas, © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation. Usadas con permiso.