Redacción: Isaac Ramírez

(ENNews)- Silvia Pinal, ícono indiscutible del cine y la televisión en México, falleció este jueves 28 de noviembre a los 93 años, dejando un legado imborrable en la cultura mexicana. Reconocida como una de las figuras más emblemáticas de la Época de Oro del cine mexicano, participó en clásicos como María Isabel, El ángel exterminador y La dulce enemiga. Además, su carisma y talento traspasaron las pantallas gracias a su icónico programa Mujer, casos de la vida real. Fue también madre de las reconocidas artistas Alejandra Guzmán y Silvia Pasquel.

Nacida el 12 de septiembre de 1930 en Sonora, México, Silvia Pinal enfrentó desde pequeña retos familiares: su padre, Moisés Pasquel, abandonó a la familia, y ella adoptó el apellido Pinal tras la unión de su madre, María Luisa Hidalgo, con un nuevo compañero. A pesar de las adversidades, desde niña mostró un talento natural para las artes, destacándose en canto y baile. Aunque su padrastro, de ideas conservadoras, intentó frenar sus aspiraciones, Silvia inició estudios de ópera a los 11 años, marcando el inicio de una carrera artística prolífica.

En sus primeros años, brilló sobre las tablas en producciones teatrales como Nuestra Natacha, Un sueño de cristal, Don Juan Tenorio y El cuadrante de la soledad. Posteriormente, debutó en el cine con un pequeño papel en la película Bamba (1948), dirigida por Miguel Contreras Torres, dando inicio a una trayectoria que la consolidaría como una leyenda.

La vida de Pinal estuvo llena de grandes éxitos, pero también de romances intensos. Contrajo matrimonio en cuatro ocasiones: primero con el actor Rafael Banquells, con quien tuvo a Silvia Pasquel; luego con el productor Gustavo Alatriste, padre de Viridiana Alatriste, quien falleció trágicamente en 1982; más tarde con el cantante Enrique Guzmán, con quien tuvo a Alejandra y Luis Enrique Guzmán; y finalmente con el político Tulio Hernández Gómez.

Silvia Pinal no solo marcó una época, sino que se convirtió en símbolo de talento, resiliencia y glamour, dejando una huella imborrable en la historia cultural de México.