Redacción: Abigail Rivera

(ENNews)—Corea del Norte ha iniciado el nuevo año con una demostración de fuerza sin precedentes, lanzando un misil balístico de mediano alcance que ha caído en aguas cercanas al territorio japonés. Este nuevo ensayo, el primero en dos meses, ha sido calificado por la comunidad internacional como una grave provocación y ha generado una ola de condenas.

Medios extranjeros aseguran que, según el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, el proyectil habría alcanzado una distancia de 1.100 kilómetros, lo que sugiere que podría tratarse de un misil hipersónico similar al Hwasong-16B lanzado en abril de 2023. Esta tecnología, que permite a los misiles maniobrar a gran velocidad y evadir sistemas de defensa antimisiles, representa una seria amenaza para la seguridad regional.

El lanzamiento se produce en un momento de alta tensión en la península coreana y en el escenario global. La visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, a Seúl, y la inminente toma de posesión del nuevo presidente estadounidense, han puesto de manifiesto la creciente preocupación internacional ante las acciones de Pyongyang.

Además, el nuevo líder norcoreano, Kim Jong-Un, ha prometido endurecer su política hacia Estados Unidos, lo que propone que se avecinan tiempos difíciles en las relaciones bilaterales.

Los responsables de las negociaciones nucleares de Corea del Sur, Estados Unidos y Japón han condenado enérgicamente el lanzamiento y han acordado intensificar la cooperación para hacer frente a las “provocaciones norcoreanas”.

Blinken ha advertido sobre el acercamiento entre Corea del Norte y Rusia, lo que podría fortalecer aún más el arsenal militar de Pyongyang. Esta nueva alianza ha generado temores de una carrera armamentística en la región y de una mayor inestabilidad en el noreste asiático.

El nuevo ensayo misilístico ha generado una gran preocupación en la región, especialmente en Corea del Sur, que se encuentra en medio de una profunda crisis política. Los mercados financieros se han visto afectados por la incertidumbre y la agitación social.

Sin embargo, Blinken ha asegurado que la situación interna de Corea del Sur no afectará las relaciones bilaterales con Estados Unidos y ha expresado su confianza en la resiliencia de la democracia surcoreana.

La escalada de tensiones en la península coreana plantea interrogantes sobre el futuro de la región. La llegada de un nuevo presidente estadounidense con una política exterior impredecible añade un elemento de incertidumbre adicional.

La comunidad internacional deberá trabajar de manera conjunta para encontrar una solución pacífica a esta crisis y evitar un conflicto armado que tendría consecuencias devastadoras para toda la región.