Redacción: Jonathan Guerrero

(ENNews)- En una noche de emociones intensas, Alianza F.C. levantó su decimonoveno título de la Primera División tras imponerse 4-3 en la tanda de penales ante Municipal Limeño, en una final que lo tuvo todo: expulsiones, goles anulados y una tensión que se extendió hasta el último disparo desde los once pasos.

El Estadio Cuscatlán fue testigo de una batalla sin tregua. El marcador no se movió durante los 120 minutos reglamentarios, pero el desarrollo del encuentro estuvo lejos de ser estático. La primera gran sacudida llegó al minuto 39, cuando el árbitro Iván Barton mostró la tarjeta roja directa a Narciso Orellana tras una fuerte entrada sobre Danis Cerros. La decisión condicionó al cuadro capitalino, que debió enfrentar el resto del partido con un jugador menos.

Pese a la inferioridad numérica, los albos no renunciaron al ataque. En la segunda mitad, el uruguayo Ányelo Rodríguez estuvo cerca de romper el cero, pero una intervención providencial del defensor Jefferson Martínez evitó el tanto sobre la línea.

Limeño respondió con un tiro libre de Gerson Mayén que fue bien controlado por el guardameta Mario González. Pero la jugada más controversial llegó al minuto 84, cuando el juez de línea anuló un gol al paraguayo Nicolás González por presunto fuera de juego. La decisión encendió la polémica y los reclamos de los jugadores orientales no se hicieron esperar.

TIEMPO EXTRA Y VERÉDICTO FINAL

El tiempo extra mantuvo la tensión. Michell Mercado tuvo una ocasión clara para Alianza, pero su disparo se fue desviado. Limeño también generó peligro, y tuvo en los botines del mismo Nicolás González la oportunidad de adelantarse desde el punto penal al 108’, pero Mario González se vistió de héroe una vez más.

En la tanda de penales, la precisión aliancista fue clave. Mientras que por Limeño fallaron Gerson Mayén y Javier Fermán, por los albos solo Carlos Salazar erró su disparo. La serie culminó 4-3 a favor de los capitalinos.

Con esta victoria, Alianza iguala a C.D. FAS como el club más laureado del fútbol salvadoreño, ambos con 19 títulos, y demuestra una vez más que en las noches grandes, el temple y la historia también juegan su parte.