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Primera elección judicial en México se estrena con baja participación y desinformación

Redacción : Oscar Cruz 

(ENNews)—El pasado 1 de junio, México vivió una jornada electoral sin precedentes, por primera vez en su historia democrática, millones de ciudadanos fueron convocados para elegir directamente a los integrantes del Poder Judicial. Se trató de una elección monumental, tanto por su alcance como por su complejidad, en la que estaban en juego 2,681 cargos entre jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sin embargo, este hecho histórico fue opacado por la baja participación, la desinformación generalizada y el escepticismo de una parte significativa de la población.

Aunque alrededor de 99 millones de ciudadanos estaban habilitados para votar, las cifras preliminares del Instituto Nacional Electoral (INE) indicaron una participación que rondó apenas entre el 12% y el 13%. Esta cifra confirma los temores expresados por analistas y partidos de oposición en las semanas previas: la falta de conocimiento sobre los candidatos, el formato complejo de las boletas y el desinterés hacia una elección percibida como técnica y lejana impactaron de manera directa en la asistencia a las urnas.

Desde tempranas horas del domingo, más de 80,000 casillas fueron abiertas por funcionarios del INE en 19 entidades federativas. El organismo reportó una apertura casi total, con solo 16 casillas sin instalar (menos del 0.01% del total) y una jornada mayoritariamente pacífica, a pesar de que se registraron 1,041 incidentes. En Chiapas, por ejemplo, se denunció el robo y posterior devolución manipulada de boletas, lo cual llevó a la clausura de una casilla por razones de seguridad.

En cuanto a la logística, la elección se caracterizó por su complejidad. En promedio, los votantes recibieron hasta seis boletas federales para cargos judiciales, y en algunos estados, como Veracruz o Durango, debieron llenar hasta 12 boletas por elecciones concurrentes locales y municipales. Esta sobrecarga, sumada a la falta de información clara sobre los candidatos, llevó a que muchos ciudadanos recurrieran a ‘acordeones’ (listas impresas con los nombres que deseaban marcar) para no perderse entre la maraña de nombres desconocidos.

La presidenta Claudia Sheinbaum celebró la jornada como un triunfo de la democracia y declaró que “México es hoy el país más democrático del mundo”, al tiempo que subrayó que “millones votaron libremente a quienes serán los nuevos guardianes de la Justicia”. Según Sheinbaum, aproximadamente 13 millones de mexicanos participaron, cifra aún inferior al 15% del padrón, pero suficiente (según su visión) para legitimar el proceso.

Sheinbaum también aprovechó la ocasión para criticar el sistema judicial tradicional, acusándolo de nepotismo, corrupción y de estar “al servicio de intereses que no representan al pueblo”. Reiteró que este nuevo modelo, en el que los jueces emanan directamente del voto ciudadano, representa un cambio radical hacia un Estado de derecho más transparente y equitativo.

Por su parte, Andrés Manuel López Obrador, expresidente e impulsor de la reforma judicial que permitió esta elección, también participó del proceso y lo calificó como un hito en la historia del país. “Nunca antes el pueblo había tenido el derecho de elegir directamente a los ministros y jueces. Es una elección histórica”, expresó desde Chiapas.

No obstante, desde la oposición, la lectura fue completamente distinta. Jorge Romero, líder nacional del Partido Acción Nacional (PAN), calificó la elección como una “simulación democrática”, señalando que sus primeros datos indicaban una participación inferior al 10%. Para Romero y otros líderes opositores, el proceso fue innecesario, improvisado y poco transparente.

La presidenta del INE, Guadalupe Taddei, ya había advertido que el conteo de votos sería lento debido a la falta de presupuesto para implementar el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). A diferencia de las elecciones presidenciales, el conteo de votos no se realizará directamente en las mesas de casilla, sino en los consejos distritales, lo que significa que los resultados completos podrían tardar hasta el 10 de junio. Solo entonces, el 15 de junio, se declarará la validez oficial de la elección y se asignarán formalmente los cargos.

A pesar del esfuerzo institucional y del discurso optimista del gobierno, la elección judicial dejó al descubierto las limitaciones de un modelo que, aunque innovador, requiere de una ciudadanía más informada y de un sistema educativo y mediático que prepare mejor a los votantes para ejercer este tipo de sufragio.

México ha dado un paso sin precedentes en la historia de su democracia al permitir que el pueblo elija a los responsables de impartir justicia. Sin embargo, los retos siguen siendo enormes, como combatir el desinterés, fortalecer la educación cívica y garantizar que este modelo no se convierta en una herramienta política más, sino en un verdadero avance hacia un poder judicial autónomo y legitimado por la voluntad popular.

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