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Cuerpo y alma binomio inseparable para la sobrevivencia humana

Estamos enfrentados a una pandemia biológica que mata llamada COVID-19 y otra igualmente inclemente sustentada en necesidades materiales de sobrevivencia humana.

Licda. Susana Barrera, columnista freelance EN News

(EN News) Es urgente ponerse de acuerdo, poner al centro la vida en todas sus expresiones, devolverle el alma al cuerpo, y buscar la puerta de escape de poco a poco, con sano distanciamiento, con medidas y con la experiencia aprendida.

Antes de leer consideremos que el alma- cuerpo son inseparables y que sin duda, con esta cuarentena domiciliar especial que se extiende por 30 días más, estamos resguardando el cuerpo pero estamos descuidando el alma.

En esta compleja realidad que vivimos como país todas las personas tenemos la capacidad y obligación de ser “héroes de primera fila”, sin ánimo de desmerecer al personal de salud; sí podemos serlo toda vez que desempeñemos el rol que nos corresponde en la sociedad comprometidos con la vida en todos sus aspectos.

Pueden ser héroes los gobernantes?? SÍ, siempre que tomen las mejores decisiones en el marco del derecho; asimismo los empresarios, que dicho sea de paso, algunos siguen asumiendo el sostén de sus colaboradores, jefes de familia que velan por el resguardo, los nuevos hábitos de higiene y el buen uso del poco recurso, y así de acuerdo al rol que nos corresponde en este barco.

En este contexto sobre la pandemia COVID 19, lo que más se discute en la arena política es la dicotomía: salud y trabajo. Tanto el trabajo como la salud son bienes vitales, son inherentes y complementarios: sin salud no hay trabajo y la falta de trabajo es un riesgo para la vida. El ingreso permite suplir salud, alimentos, casa y otros derechos, que no necesariamente podría cubrir el gobierno.

No es conveniente entonces una cuarentena tan prolongada sin trabajos, ni ingresos económicos porque nada de esto es sostenible en el tiempo. Además, no siempre es agradable que otros asuman tus responsabilidades.

Han pasado más de dos meses de resguardo, si no hubiese sido así, probablemente el COVID 19 nos hubiera dejado más víctima mortales, máxime, que para nadie es un secreto el histórico frágil sistema de salud del que padecemos.

El costo de ganar tiempo y de aprender a lavarnos las manos (si es que hay agua), guardar distancia, desinfectar y otros hábitos, es muy, muy alto, no sólo implica agudizar una ya existente crisis económica para la mayoría de hogares; sino también, una venidera deuda eterna.

El desafío es, sin duda, hacer que el resguardo valga la pena y planificar todos los salvadoreños como verdaderos héroes de primera fila la siguiente batalla que es la activación económica.

Es fácil pedir “Quedateencasa” desde un cómodo sofá, si tienes la garantía que en los 20’s diarios, o fin del mes llega el salario a tu cuenta, no es el caso para doña Santos que vive de oficios varios en las pupuserías de Los Planes de Renderos, puede o no llegar a su humilde casa una canasta no tan básica, pero lo que ella y su hijo demandan es trabajo.

En otras condiciones, ocurre a los profesionales independientes y microempresarios, que en un 75 por ciento o más está en crisis y son ellos los principales contribuyentes.

“Todos quieren saber cuándo esto termina. Pero esa no es la pregunta correcta. La pregunta correcta es:
¿Cómo continuamos?” La humanidad hemos sido víctima de esta pandemia, y no podemos seguir revictimizándonos o encerrándonos como ermitaños; es necesario planificar cómo salimos de esta crisis, considerando las nuevas lecciones de higiene y sano distanciamiento, las buenas experiencias de otros países y sobre todo el espíritu emprendedor que nos caracteriza.

El virus llegó para instalarse y su check-out no es claro, ese es otro debate económico de los grandes intereses de potencias políticas, e industrias farmacéuticas que sin duda están haciendo ya el negocio lucrativo del siglo con la pandemia genocida del COVID-19.

Es urgente ponerse de acuerdo, poner al centro la vida en todas sus expresiones, devolverle el alma al cuerpo, y buscar la puerta de escape de poco a poco, con sano distanciamiento, con medidas y con la experiencia aprendida.

 

Disculpas si hay maltrato de susceptibilidades.