A muchos compatriotas les tomará mucho tiempo reconstruir lo perdido, y tendrán que comenzar prácticamente de cero.

Por: Lic. José Enriquez.

Recientemente hemos presenciado, con tristeza y horror, el poder destructor de la tormenta Amanda que en menos de 48 horas arrastró en su furia casas, vidas y patrimonios personales.

Miles de familias golpeadas por el Covid-19, pandemia que ya les había consumido sus pocos ahorros y en donde sus víveres escaseaban, se despertaron azotados por Amanda.
Ahora se pronostican nuevas lluvias cuando el miedo todavía embarga cientos de corazones, aunque desde hace ratos se observan los estragos de la otra tormenta: La tormenta económica que se cierne sobre el país y el mundo entero.

El FMI advirtió hace poco que estamos entrando a la peor recesión de los últimos 90 años, y algunos analistas señalan que lo peor está por venir.

A nivel mundial la economía de ha paralizado debido a las medidas que intentan frenar la fase de contagio del coronavirus, obligando a las empresas a detener la actividad productiva, en donde el sector servicios se ha llevado la peor parte.

Solo el incremento del desempleo en Estados Unidos, en donde se calcula que se han perdido 41 millones de puestos de trabajo, provocará una drástica reducción de las remesas en El Salvador.

De acuerdo con el Banco Central de Reserva entre enero y abril de 2020 el país recibió $173 millones menos en concepto de remesas.

Tal dato es alarmante en una nación en la cual predomina la informalidad y la pobreza. Menos remesas y con la gente encerrada sin poder ganar el sustento diario implica que se incrementará el número de pobres, y la capacidad de consumo de las familias se verá mermada de manera dramática.

Si la gente no puede comprar miles de negocios dejaran de vender o venderán menos, con lo cual el desempleo aumentará. Como consecuencia lógica el hambre, que ya se siente en las comunidades más vulnerables, abrirá paso a más caos y delincuencia, y es muy probable que antes de que el país se recupe la recesión se extienda alrededor de dos años.

Lo peor es que las condiciones de empleo para los hispanos que viven en Estados Unidos no mejorarán mientras no se acaben los desórdenes, el caos y las protestas, que atraviesan muchas ciudades estadounidenses, a raíz del asesinato de George Floyd a manos de un policía de Minneapolis.

Mientras tanto los ciudadanos de a pie tendrán que ver como alimentan a sus familias, y salen de este agujero.

Qué podemos hacer?

No es mucho lo que se puede hacer como individuo ante una recesión, pero algunas cosas se pueden intentar para sobrevivir a esta crisis.

1. Gaste sólo en aquellas cosas esenciales para sobrevivir, tales como comida, agua, luz, gas, teléfono y combustible.
2. Almacene alimentos para tener siempre una reserva alimenticia (para seis meses mínimo)
3. Evite gastos en ropa, joyas o artículos innecesarios, a menos que a usted le sobre el dinero.
4. Venda aquellos electrodomésticos, muebles o enseres del hogar que ya no utiliza, el dinero que gane con esa venta le puede significar uno o más meses de víveres.
5. Comience un huerto casero. En un metro cuadrado se pueden cosechar tomates, cebollas, calabacines, rábanos, lechugas, etc. Con eso tendrá alimento fresco para su casa. Hay verduras que en 60 días dan cosecha.
6. Construya una red de trueque en su colonia, para que intercambien lo que a otro le sobra y a usted le haga falta, por ejemplo, se podrían intercambiar servicios de fontanería o carpintería por víveres, o frijoles por leche.
7. Consuma lo producido localmente, así las micro y pequeñas empresas podrán generar empleos, y de paso ayuda a otras familias.
8. Orele a Dios, pida provisión y sabiduría para manejar la crisis.

Referencia :
Artículo/ colaboración del Lic.Luis Enríquez para la Cámara de Fotoperiodistas, Camarógrafos y Reporteros de El Salvador (CAFOCAPRES).