Sobre Pandemias, Historia e Innovacion”
El parasitismo suele asociarse a seres pequeños que se aprovechan de otro para hacer su ciclo de vida: nacimiento, crecer, reproducción y muerte.
(EN News) Durante mucho tiempo, las interacciones entre seres vivos ha permitido la evolución de la vida en el planeta, las relaciones se pueden clasificar en dos categorías:
La primera se puede llamar benéficas o simbióticas en las cuales ambos seres vivos sacan beneficios de acuerdo a lo que cada uno aporta a la asociación, un ejemplo entre tantos que existen puede ser los microorganismos que ayudan a descomponer los alimentos en el proceso de digestión. La característica de la simbiosis es que no se efectúan daños entre los seres vivos.
El segundo grupo de relaciones entre seres pueden ser catalogadas como comensalismo o parasitismo, ambos se caracterizan por el aprovechamiento de un ser por el otro, ejemplos se pueden encontrar mucho en la cadena alimenticia y hasta nosotros los seres humanos criamos animales para nuestra alimentación.
El parasitismo suele asociarse a seres pequeños que se aprovechan de otro para hacer su ciclo de vida: nacimiento, crecer, reproducción y muerte.
En algunos casos, el huésped puede morir por el exceso de parásitos que atacaron los órganos vitales o el sistema de defensa del huésped este muy bajo.
Antes de la medicina moderna, en la edad media, las enfermedades virales se atribuían a castigos de los dioses, dado la ignorancia ante la falta de conocimiento científico del tipo de problema que se veía.
El factor para que una enfermedad se multiplique es la transmisibilidad entre los seres, por lo que al tener un flujo de personas entre diferentes comunidades, pueblos y continentes se transmite con facilidad la enfermedad, tal como ha pasado con esta pandemia del Covid-19.
No fue tan acelerada la transmisión de otras enfermedades en los siglos pasados porque los flujos de personas se limitaban de acuerdo al tipo de transporte existente.
Las crisis suelen ser las cunas de las innovaciones, en el caso de las crisis ocasionadas por las pandemias se ha visto una serie de innovaciones que han permitido desarrollar la sociedad y la ciencia.
De la mal llamada gripe española, en el siglo XX, se puede destacar múltiples avances es el comprensión en las enfermedades, desarrollo de medicamentos, desarrollo de comunicaciones y tecnología en general.
De las pandemias del siglo XIX, se pueden destacar el desarrollo de máquinas ante la falta de mano de obra, desarrollo de nuevos métodos de transporte y la primer revolución industrial.
La tercer revolución industrial se produjo por inercia de lucha ideológica y armamentista al final del siglo XX, por lo que según mi criterio, esta pandemia delimita oficialmente el inicio de la cuarte revolución o como en otros ámbitos se le denomina la “Industria 4.0”.
La razón por la cual justifico que esta pandemia es el punto limítrofe es porque de manera forzada a hecho mutar a las actividades humanas a adaptarse ante esta nueva realidad.
Todo mientras se espera que se desarrolle la vacuna, dicha vacuna se encuentra en desarrollo por múltiples laboratorios privados y estatales, con la ventaja que algunos laboratorios comparten los avances en el entendimiento de la enfermedad, ejemplo el genoma publicado por laboratorios chinos. Lo que no extrañaría que surjan dos o más vacunas con mecanismos de acción diferentes sobre la enfermedad.
Los detalles profundos habría que consultarlos con especialistas de la salud en el ramo.
El incentivo en la carrera de la vacuna puede ser por méritos o filantropía o el posible lucra miento en la comercialización de ésta.
El término exponencial en los últimos días ha estado más relacionado con la tendencia de crecimiento del virus.
No debemos olvidar que las tecnologías de la cuarta revolución industrial presentan rendimientos marginales crecientes; en otras palabras, también tienen este comportamiento exponencial, lo que les ha permitido que al final del 2020, más personas en el mundo tendrán un teléfono celular que acceso a electricidad o a instalaciones sanitarias.
Pero también esta exponencialidad ha significado un aumento en la potencia, capacidad y menor precio de las nuevas tecnologías, permitiendo que hoy prácticamente todo se pueda hacer visible, social y medible.
Esta capacidad y alcance de las tecnologías exponenciales o de la cuarta revolución industrial se han hecho presentes en iniciativas, productos y tendencias alrededor del mundo para enfrentar la pandemia y sus impactos.
Las variantes de respuesta tecnológica ante el COVID-19 han sido muchas y diversas como:
Información en tiempo real y datos abiertos, digitalización y socialización de los planos para construir respiradores, impresión 3D de mascarillas, aplicaciones de rastreo epidemiológico y vigilancia de síntomas, plataformas de enseñanza en línea, biotecnología para hacer pruebas rápidas, inteligencia artificial para identificar y atender posibles contagiados, uso intensivo de redes sociales para compartir medidas sanitarias y económicas, dinámicas de teletrabajo, gobierno digital y trámites digitales, telemedicina.
Estas respuestas son un ejemplo que el contar con habilidades digitales en la población económicamente activa, tener reglas del juego o marcos normativos laborales más flexibles, y facilitar el trabajo colaborativo, multisectorial y multidisciplinario son condiciones necesarias para generar una sociedad resiliente y capaz de responder en periodos de crisis.
En El Salvador y en la región de América Latina no nos hemos quedado atrás en términos de soluciones e iniciativas tecnológicas, pero ciertamente contamos con menores condiciones tecnológicas e institucionales para poder tener el volumen de soluciones e impacto que han tenido estas intervenciones en otras regiones, existe una brecha digital que hay que cerrar y una economía digital que todavía tiene que despegar.