Borisov, el segundo cometa interestelar que visita nuestro sistema solar
Ciencia/Astronomia
Fuente: ElMundo.es
Hace dos años, el hallazgo del primer cometa interestelar, Oumuamua, dio pie a un debate sobre su posible origen extraterrestre por su extraña forma y comportamiento.
Las naves espaciales disponibles en la actualidad nos permiten explorar sólo los planetas y lunas de nuestro sistema solar. Las sondas gemelas Voyager, lanzadas en 1977, han logrado traspasar su frontera y son los objetos creados por el hombre que más lejos han llegado pero, al menos de momento, no es posible aventurarse más lejos. Sin embargo, para los cometas y asteroides no hay límites tecnológicos ni fronteras y por ello pueden alcanzar nuestro sistema solar tras viajar durante, posiblemente, cientos de millones de años.
Detectarlos no es sencillo pues aunque se cree que debe haber muchos, su señal es muy débil. Por eso, tras mucho tiempo elaborando teorías sobre su existencia, se acogió con gran entusiasmo el descubrimiento, hace dos años, del primer cometa interestelar, Oumuamua.
Su hallazgo generó mucho interés no sólo por ser el primer objeto conocido que procede de otro sistema estelar sino también por su extraña forma y comportamiento, que dieron lugar a un debate sobre su posible origen extraterrestre. Oumuamua viajaba a una velocidad muy alta, tenía una forma alargada -que recordaba a un pepino- y a diferencia de lo que es habitual en los cometas, no emitía gases pese a estar cerca del Sol cuando fue descubierto.
Tras aquel hallazgo, un equipo de científicos polacos liderados por Piotr Guziz desarrolló un programa informático específico para encontrar en el cielo otros cometas interestelares. El programa, apodado como Interstellar Crusher, dio su primera alerta el pasado 8 de septiembre, al localizar a 2I/Borisov, el segundo cometa interestelar que se descubre. Sin embargo, como detallan esta semana en la revista Nature Astronomy, su aspecto no es nada extravagante y se parece mucho a los cometas de nuestro entorno: “Realmente ni tiene ninguna característica particular. Parece un cometa típico del Sistema Solar“, explica a a EL MUNDO Piotr Guzik, investigador de la Universidad Jagiellonian de Cracovia.
¿Entonces, cómo saben que procede de otro sistema solar? “Es su órbita en forma de hipérbole la que nos ha permitido identificarlo como un cometa de origen interestelar. Este objeto entró en el Sistema Solar a una velocidad de 32 kilómetros por segundo”, señala el astrónomo polaco.
El objeto ha sido bautizado como 2I/Borisov porque el astrónomo aficionado Gennady Borisov fue el primero en divisarlo, el pasado 30 de agosto de 2019, desde el observatorio MARGOT de Crimea (la I viene de interestelar). “El 8 de septiembre, el cometa se encontraba en la constelación de Cáncer. Ahora está en la constelación de Leo y su ventana de visibilidad es mucho mayor”, detalla Guzik, que asegura no haber recibido otra alerta desde entonces.
El 10 de septiembre, su naturaleza de cometa interestelar fue confirmada mediante el telescopio William Herschel situado en la isla canaria de La Palma. Los científicos han obtenido ya varias imágenes aunque esperan poder estudiarlo más en profundidad, pues será observable durante los próximos meses. Para seguir estudiándolo, tienen reservado tiempo de observación en los telescopios Gemini y el Telescopio Muy Grande (VLT) del Observatorio Europeo Austral, en Chile.
De momento, han podido ver su cabellera o coma, es decir, la nube de polvo y gas que envuelve el núcleo de un cometa, y su cola. Según sus cálculos, su núcleo tiene un kilómetro de diámetro aproximadamente.
Durante su mayor acercamiento a la Tierra, que tendrá lugar el próximo 28 de diciembre, se situará a 1,94 Unidades Astronómicas de nuestro planeta (equivalentes a 300 millones de kilómetros).
Guzk admite que en la actualidad “no es posible determinar con certeza de qué estrella procede”, aunque se ha publicado ya un estudio proponiendo una candidata, la estrella binaria Kruger 60, a 13,15 años luz del Sol. “Y como no sabemos de dónde viene tampoco podemos calcular qué distancia ha recorrido. Podrían haber sido cientos de miles de años pero si viene de más lejos, podrían ser incluso miles de millones de años”, señala.
Por lo que respecta a las especulaciones sobre si Oumuamua pudiera ser un vehículo espacial, Guzik no cree que tenga un origen artificial aunque señala que no pueden descartar esa posibilidad.