Dar gracias a Dios, todos juntos, es un banquete para el Cielo

Y es que hace poco viví una hermosa experiencia que me dejo un buen sabor de boca y alegró enormemente mi corazón. El pasado 28 de noviembre celebramos en familia el día de Acción de Gracias o Thanksgiving, y es que el Cielo siempre pone a personas especiales en nuestras vidas que nos vienen a enseñar, a contagiar de sus bellas tradiciones.

Licda. Verónica España , columnista de El Norteño News

“Examinadlo todo; retened lo bueno”, se me viene a la mente este versículo que se encuentra en 1ª. Tesalonicenses 5: 21, para analizar que no tiene nada de malo quedarnos con bonitas costumbres, que aunque no sean nuestras, nos llevan de la mano a la unión familiar. Sin duda, esa frase Bíblica que se refiere a quedarnos con lo positivo, con lo bondadoso, sigue teniendo tanta vigencia por lo que hay que darle la bienvenida a lo que resulta realmente maravilloso.

Y es que hace poco viví una hermosa experiencia que me dejo un buen sabor de boca y alegró enormemente mi corazón. El pasado 28 de noviembre celebramos en familia el día de Acción de Gracias o Thanksgiving, y es que el Cielo siempre pone a personas especiales en nuestras vidas que nos vienen a enseñar, a contagiar de sus bellas tradiciones.

Es cierto que es un evento que se celebra más que todo en Estados Unidos, cada cuarto jueves del mes de noviembre, solo recordemos que de esa nación del norte también hemos adoptado otras costumbres, como el “Black Friday” o “Halloween”; que de cierta manera dinamizan nuestra economía y eso es altamente positivo.

Con el día de Acción de Gracias lo que se activa es nuestro corazón, al reunirnos con nuestros seres amados y así todos juntos en una sola voz, al unísono, poder dar gracias al Creador por las Bondades recibidas a lo largo del año. La convivencia es magnífica pues se vienen a la mente memorias, anécdotas, bonitos recuerdos del pasado. Precisamente el objetivo es que toda la familia se encuentre presente, que departa, que se llene de felicidad.

Para mí, fue una experiencia inolvidable y el elemento esencial fue la oración.  Tomarnos de las manos, reencontrarnos, unirnos y reforzar nuestros lazos de amor y de cariño sincero antes de elevar nuestra voz al Cielo, fue como un rito sencillo pero  sincero. Amarnos, tenernos: es una gran Bendición.

Independientemente de nuestra religión, la Fe nos mueve a tener un corazón agradecido. Además, considero que nuestra familia no solo es de sangre, pues a lo largo de nuestras vidas nos encontramos con personas con quienes nos conectamos a través del sentimiento indestructible del amor, ya sea nuestra pareja o amistades.

Retomando un poco el origen de esta tradición, algunos historiadores coinciden en decir que su origen fue a mediados del Siglo XIX a través del presidente Abraham Lincoln. Fue él quien comenzó a celebrar este día para dar las gracias y conmemorar la primera cosecha de los colonos ingleses después de llegar a Estados Unidos en 1621. Se cuenta  que todo empezó con la colonia de Plymouth, que no tenía suficiente comida para alimentar a la mitad de los colonos y los nativos de una tribu ayudaron a los peregrinos, en pleno invierno, dándoles semillas y enseñándoles a obtener alimentos; pues desconocían las técnicas de pesca y caza.

Hay mucho sobre esta historia que resulta realmente interesante. Pero lo primordial es el enorme significado que ha tenido esta fecha a lo largo de los años, y poco a poco empieza a tomar  espacio en nuestro lindo El Salvador.

No se trata de perder identidad, sino de sumar, de agregar a nuestras vidas una bonita celebración que nos lleva a sentirnos reconfortados con nuestras familias, porque “donde está nuestro tesoro, ahí está nuestro corazón”.

En el Thanksgiving celebrado en Estados Unidos, la familia se reúne alrededor de un gran banquete para dar Gracias a Dios y después degustar el pavo, puré de papa, pastel de manzana y otras exquisiteces. Pero ante todo, hay una verdad innegable y es que el amor siempre es el más suculento de los platillos que alimenta nuestro espíritu.

Poblar nuestra mesa de alimentos de nuestra predilección, con el toque salvadoreño y preparados con gran cariño, siempre serán bienvenidos y resultaran riquísimos para los invitados. Realmente no se trata de imponer, sino de hacer lo que nace del corazón.

Y ni hablar de lo delicioso que es el recalentado del siguiente día, que se traduce en momentos de disfrutar y compartir. Las fotos familiares que he tenido la oportunidad de ver del Thanksgiving, celebrado en diferentes hogares, hablan de lo fantástico que es estar juntos en armonía. Y más allá de las imágenes, están las estampas imborrables que quedan en nuestros corazones, esas son eternas.

Que nuestro diario vivir sea una constante Acción de Gracias al Creador, y que en una fecha se haga de forma conjunta, con los miembros de nuestra familia, a la vez que disfrutamos del sentimiento que nos une, es como recoger la cosecha de las semillas de amor que hemos sembrado.

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