«Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caÃdo al justo».
Por: Erika Patricia Otero
(ENN) Cuando pasamos por épocas oscuras, sentimos que no vamos a salir nunca de ellas. En esos momentos todo se torna triste y nos invade un sentimiento de agobio que no se mitiga con nada; ni siquiera con el apoyo o el optimismo de quienes nos aman.
Es más, esas muestras de apoyo muchas veces generan desesperación. Es que, ¿cómo puede alguien atreverse a tratar de influir de manera positiva en nosotros cuando estamos «en la lona»? SÃ, es raro, pero esas muestras de ánimo pueden llegar a ser mal recibidas.
Todos podemos cambiar la perspectiva
Pese a eso, siempre podemos dar un giro a esa perspectiva tan negativa que adoptamos durante las tribulaciones ¿Es difÃcil hacerlo? SÃ, pero no imposible.
En mi caso personal aborrecÃa que alguien llegara a animarme, pero como todos los seres humanos podemos cambiar para mejor, pues ese cambio se obró en mÃ. Fue en ese momento cuando comencé a ver las situaciones difÃciles como lecciones de las que debÃa aprender algo. Además de eso, supe que necesitaba mantener la mente clara y buen ánimo para que no se me hicieran tan pesadas, y lo hice.
¿Cómo lo logré?
Bueno, en realidad me di cuenta porque fui testigo de cómo la vida bendice cuando uno se empeña en tener una buena actitud y fe. Tuve para ello el ejemplo de una antigua compañera de universidad que no duraba en sus baches mucho tiempo; todo gracias a que siempre tenÃa una buena actitud. Ella fue el ejemplo que cambió mi vida.
Yo llevaba años estancada y con un intenso malestar. Me preguntaba de manera constante qué era lo que hacÃa mal en mi vida para merecer tanta ruina. Una noche me arrodillé y oré por ayuda, y la obtuve. La respuesta me cayó como agua frÃa. Fue como si alguien me dijera: «cambia tu actitud y todo a tu alrededor cambiará para bien», y asà fue.
Comencé a forzarme a mantener un buen ánimo; costó mucho porque muchas veces solo deseaba odiar a todos los que eran felices. Me empeñé en dar gracias a Dios por las cosas que ponÃa en mi vida. Asà fue como me di cuenta que tenÃa más cosas de las que ser agradecida, que de las que amargarme porque no tenÃa.
Un dÃa ya no tuve que forzarme a tener una buena actitud, se volvió algo natural en mÃ. Me volvà una persona optimista y con fe pues empecé a ver «el vaso medio lleno».
Opté entonces por alejarme de las suposiciones y comencé a basarme en los hechos para llegar a las conclusiones acertadas; fue entonces cuando descubrà que a veces se sufre más por lo que uno imagina que por lo que realmente sucede.
Puedes optar por lo que te recomiendo. Sin embargo, también puedes apoyarte en las escrituras mientras estás en tu proceso de cambio de actitud; en realidad, te harán el cambio más fácil y te motivarás más.
Escrituras como fuente de apoyo son un excelente complemento que te colmarán de fe en momentos de dificultad.
Algunas en las que podrás apoyarte al 100 por ciento son:
Deuteronomio 31:6
«Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.
Filipenses 1:6
«Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el dÃa de Jesucristo».
Mateo 28:20
«… he aquà yo estoy con vosotros todos los dÃas, hasta el fin del mundo».
1 Pedro 5:10
«Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca».
1 Corintios 10:13
«No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar».
Lucas 22:31-32
«Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquà Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos».
Hebreos 4:14-16
«Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro».
Salmos 55:22
«Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caÃdo al justo».
Salmos 46:1-3
«Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; Aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza».